miércoles, 1 de octubre de 2008

COMO ESTA COMPUESTO EL CUERPO HUMANO

EL CUERPO HUMANO



En la Tierra viven más de 6.000 millones de personas. Aunque nuestro aspecto es diferente, nuestros cuerpos contienen los mismos elementos. En tu cuerpo hay varios millones de células que trabajan juntas para que puedas realizar actividades como leer, comer, saltar o correr.
¿QUÉ ES EL APARATO DIGESTIVO?
El aparato digestivo es el conjunto de órganos en los que se produce la digestión. La digestión es un proceso mediante el cual los alimentos se dividen en sustancias más pequeñas, llamadas nutrientes. La función de los órganos del aparato digestivo es descomponer los alimentos en nutrientes, absorber estos nutrientes y eliminar los restos de los alimentos en forma de heces. El aparato digestivo está formado por dos tipos de órganos: por los que pasa el alimento (la boca, el esófago, el estómago, el intestino delgado y el intestino grueso) y los órganos que producen sustancias que participan en la digestión, pero por los que no pasa el alimento (el hígado y el páncreas).

LOS ÓRGANOS DEL APARATO DIGESTIVO
Los órganos que intervienen en la digestión de los alimentos son la boca, el esófago, el estómago, el intestino, el hígado y el páncreas.
La boca.
Es la primera parte del aparato digestivo. En su interior se encuentran los dientes y la lengua. Los dientes trocean, desgarran y trituran los alimentos. La lengua es un órgano formado por un músculo que ayuda a mezclar los alimentos con la saliva.
En el fondo de la boca está la faringe. En ella hay dos orificios: por uno pasa el aire que respiramos; por el otro, los alimentos. Cuando tragas, el orificio del aire se cierra, y el alimento pasa por el otro orificio, hacia el esófago.
El esófago.
Es un tubo largo que atraviesa el tórax y comunica la faringe con el estómago. En sus paredes hay músculos que se contraen y empujan con fuerza el alimento hacia el estómago.
El estómago.
¿Sabías que el estómago de una persona mayor puede guardar casi un litro y medio de comida? El estómago tiene forma de saco, y puede aumentar y disminuir su tamaño. Pero ¿dónde está el estómago? Está situado en el abdomen, en la parte superior y hacia el lado izquierdo, dentro de una cavidad que se llama cavidad abdominal. Por arriba se conecta con el esófago, y por abajo continúa en el intestino delgado.
En las paredes del estómago hay una gran cantidad de músculo y muchos pliegues. Su interior está recubierto por una capa que tiene células especiales. Estas producen el jugo gástrico, un líquido que participa en la digestión.

EL INTESTINO DELGADO
Es un tubo que mide unos siete metros y que está enrollado en el centro de la cavidad abdominal. Se comunica con el estómago y con el intestino grueso. La primera parte del intestino delgado se llama duodeno; la parte central, yeyuno, y la última, íleon.
El intestino delgado produce jugos intestinales que participan en la digestión. Además, por unos pequeños conductos, recibe unos líquidos, la bilis y el jugo pancreático, que también intervienen en la digestión. La bilis se fabrica en el hígado; el jugo pancreático, en el páncreas.
EL INTESTINO GRUESO
El intestino grueso mide alrededor de un metro. También está en la cavidad abdominal, y es más corto que el intestino delgado, pero más grande. Tiene forma de C invertida. Está compuesto por el colon y el recto. El colon se divide en el colon ascendente, el colon transverso y el colon descendente. El recto es la parte final del intestino grueso. Es un tubo corto que termina en un orificio, el ano, por donde salen las heces al exterior.
¿Has oído hablar de la apendicitis? El apéndice es como un pequeño saquito que está en el colon. La apendicitis es la inflamación del apéndice.

EL HIGADO.
Es el órgano más grande de tu cuerpo. Está en la cavidad abdominal, arriba y a la derecha. Tiene forma triangular y es de color rojo oscuro. El hígado tiene muchas funciones. En la digestión, su labor más importante es la producción de la bilis. Esta se almacena en la vesícula biliar, y desde allí se envía al intestino delgado, donde participa en la digestión de los alimentos.

EL PANCREAS.
Es una glándula que está también en la cavidad abdominal, cerca del intestino delgado. Su forma puede recordar a una hoja. Produce el jugo pancreático, un líquido que participa en la digestión de los alimentos y que llega al intestino delgado por un pequeño conducto.

ALGUNOS SINTOMAS DEL APARATO DIGESTIVO
¡Seguro que alguna vez has vomitado o has tenido una diarrea! El estreñimiento, los vómitos, la diarrea o el dolor de estómago no son enfermedades propiamente dichas, sino síntomas de enfermedades que afectan a los órganos del aparato digestivo.
La diarrea es la producción de heces líquidas varias veces al día. Su causa más frecuente es la infección por bacterias y virus. Algunas diarreas, como la que se produce en la enfermedad del cólera, pueden ser muy graves. A veces, el consumo de alimentos en mal estado, que han sido contaminados por gérmenes o sustancias producidas por gérmenes (intoxicación alimentaria), causa diarreas o vómitos.
Las frutas y las verduras tienen que lavarse bien. ¡No se debe consumir un alimento si su olor o su aspecto son diferentes de lo habitual! También es importante lavarse las manos antes de comer para evitar que los gérmenes entren en tu aparato digestivo.
Por el contrario, en el estreñimiento, las heces son duras y el número de veces que se expulsan es escaso. A veces, se debe al tipo de alimentación.
Tomar una alimentación equilibrada es muy importante para que tu cuerpo reciba todos los tipos de nutrientes que tus células necesitan.
Si dibujas el cuerpo desnudo de un niño y el de una niña, lo haces de forma distinta, porque entre ellos hay claras diferencias. Además, tampoco por dentro sus cuerpos son iguales. Son los órganos del aparato reproductor, el encargado de la función de la reproducción, los que marcan esta diferencia interna entre hombres y mujeres. Así, el aparato reproductor de las mujeres es distinto del de los hombres.

LA REPRODUCCIÓN Y LOS ÓRGANOS DE LA REPRODUCCIÓN
Reproducirse significa tener hijos o hijas; es decir, formar otros seres con las mismas características de nuestra especie. ¿Qué ocurriría sin la reproducción? El ser humano desaparecería. La existencia de nuestra especie es posible porque somos capaces de tener descendencia, de reproducirnos.
En la reproducción del ser humano tiene que producirse la unión de dos células especiales, una del hombre y otra de la mujer. Para que esto pueda ocurrir son necesarios los órganos de la reproducción. El aparato reproductor del hombre y el aparato reproductor de la mujer están situados en la zona baja del abdomen.

EL APARATO REPRODUCTOR FEMENINO
El aparato reproductor de la mujer está formado por los órganos genitales externos y los órganos genitales internos.
Los órganos genitales internos están dentro del cuerpo y son: los ovarios, las trompas de Falopio, el útero y la vagina.
Los ovarios. En el cuerpo de la mujer hay dos ovarios. Tienen forma de almendra y son de color gris blanquecino. En los ovarios “viven” las células sexuales femeninas u óvulos, que están allí desde el nacimiento, como “dormidos” hasta que llega la pubertad. A partir de ese momento, cada mes madura un óvulo y sale del ovario.
Las trompas de Falopio. Son dos trompas, como dos tubos huecos, y ¡su forma recuerda a la de una trompeta! El extremo más ancho rodea uno de los ovarios, y el otro se une al útero, de forma que las trompas comunican los ovarios con el útero. Su función es recoger el óvulo cuando éste sale del ovario y llevarlo hacia el útero.
¡El útero fue tu primera casa! Antes de nacer, todos hemos pasado alrededor de nueve meses en su interior. ¡Allí nos hemos formado y hemos crecido preparándonos para nacer! El útero es un órgano hueco que es capaz de aumentar de tamaño según va creciendo el bebé que se está formando en su interior. Imagina una pera plana colocada al revés. En el útero se diferencian dos zonas: arriba, el cuerpo, y abajo, el cuello. La mayor parte de sus paredes están formadas por músculo.
La vagina es un conducto hueco y aplanado que comunica el útero con el exterior del cuerpo, con los genitales externos.
Los genitales externos o vulva. Es la parte exterior del aparato reproductor de la mujer, donde se encuentran el orificio de entrada de la vagina, el orificio de salida de la orina y el clítoris. Estos orificios están rodeados por unos pliegues de piel que parecen labios, los labios menores. A su vez, esta zona está cubierta por otros pliegues de piel más grandes, los labios mayores.

EL APARATO REPRODUCTOR MASCULINO
En el aparato reproductor masculino se diferencian varias partes que están comunicadas entre sí: los testículos, el epidídimo, los conductos deferentes, las vesículas seminales, la próstata, la uretra y el pene.
Los testículos tienen forma redondeada y están situados en la parte externa del abdomen. En su interior hay cientos de tubos muy pequeños o túbulos. A partir de la pubertad, dentro de estos túbulos, se forman las células sexuales masculinas o espermatozoides. Los testículos cuelgan por debajo del pene, dentro de una bolsa de piel que se llama escroto.
El epidídimo es un tubo que está enrollado encima de cada uno de los testículos, donde se almacenan los espermatozoides que proceden de los testículos.
Los conductos deferentes son dos tubos que unen el epidídimo con la uretra. A través de estos conductos los espermatozoides llegan desde el epidídimo hasta al pene.
Las vesículas seminales se comunican con los conductos deferentes. Tienen forma de saco y están encima de la próstata. Producen un líquido que protege y nutre a los espermatozoides.
La próstata es una glándula que también produce un fluido para proteger a los espermatozoides. Su forma se compara con la de una castaña. La próstata está situada debajo de la vejiga de la orina.
La uretra es un pequeño tubo. Sale de la vejiga, atraviesa la próstata y recorre todo el pene. Por la uretra salen los espermatozoides y los líquidos producidos por la próstata y las vesículas seminales. La uretra también forma parte del aparato excretor y, por esta razón, por ella se expulsa también la orina.
El pene es un órgano alargado que está encima de los testículos. Por su interior atraviesa la uretra. Está formado por unas estructuras parecidas a esponjas, que son capaces de llenarse de sangre. Cuando esto ocurre, el pene aumenta de tamaño y se pone rígido; es lo que se llama erección. El extremo del pene es más ancho y se conoce como glande; esta parte está recubierta por el prepucio, que es como un capuchón de piel.

EL APARATO REPRODUCTOR MADURA
Entre los diez y los catorce años, en las niñas, y entre los once y los dieciséis años, en los niños, empieza el proceso de crecimiento y maduración del aparato reproductor, lo que significa que se comienza su capacidad de reproducción.
Cuando colocas tu mano sobre la parte izquierda de tu pecho, sientes un pequeño golpeteo; es el ‘latido’ de tu corazón. ¿Sabías que, cada minuto que pasa, tu corazón late unas 100 veces? ¿Sabías que, cada vez que lo hace, expulsa la sangre de su interior y la empuja para que circule por todos los rincones de tu cuerpo? El corazón es el motor que hace funcionar tu cuerpo.

¿DÓNDE ESTÁ TU CORAZÓN Y CÓMO ES POR DENTRO?
Tu corazón es un órgano hueco que tiene el tamaño del puño de tu mano. Está a la altura de tu pecho, hacia la parte izquierda. El corazón se sitúa dentro del tórax, entre los dos pulmones.
Si pudieses mirar el corazón por dentro, verías cuatro cavidades, como cuatro habitaciones con puertas para entrar y salir: dos arriba, las aurículas, y dos abajo, los ventrículos. Las aurículas reciben la sangre que llega al corazón. Los ventrículos la expulsan fuera del corazón.
Además, en el corazón existe una pared, un tabique, que lo divide, de arriba abajo, en dos mitades, derecha e izquierda, que no se comunican. En cada mitad hay una aurícula arriba y un ventrículo abajo.
La parte del corazón que queda a la derecha la llamaremos corazón derecho, que está formado por la aurícula derecha y el ventrículo derecho. La parte que queda a la izquierda la llamaremos corazón izquierdo, formado por la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo.

¿CÓMO FUNCIONA EL CORAZÓN?
La sangre entra en el corazón, pasa de una cavidad a otra y sale del corazón. Las paredes que forman las cavidades del corazón están constituidas por un músculo muy potente, el músculo cardiaco.
Hemos dicho que el corazón tiene el tamaño del puño de tu mano. Abre un poco el puño y luego ciérralo con fuerza una y otra vez. Tu corazón trabaja de esta manera; sus paredes se contraen y se relajan de forma rítmica. La contracción del corazón se llama sístole. La relajación del corazón se llama diástole. Cada vez que tu corazón late, se produce la contracción y la relajación de sus paredes.
Para que la sangre pase de una cavidad a otra o para que salga del corazón, las paredes se contraen y empujan la sangre con fuerza. Al mismo tiempo que las paredes se contraen o se relajan, las puertas entre las cavidades se abren o se cierran para dejar entrar o salir la sangre. Estas puertas se llaman válvulas cardiacas. Cada puerta recibe un nombre (válvula mitral, tricúspide, aórtica y pulmonar).

LOS VASOS SANGUÍNEOS QUE LLEGAN Y SALEN DEL CORAZÓN
Los vasos sanguíneos que entran con sangre en el corazón se llaman venas. La vena cava superior y la vena cava inferior llegan a la aurícula derecha; las venas pulmonares, a la aurícula izquierda.
Los vasos sanguíneos que salen del corazón se llaman arterias. La arteria pulmonar sale del ventrículo derecho; la arteria aorta, del ventrículo izquierdo.

¿QUÉ CAMINO RECORRE LA SANGRE DENTRO DEL CORAZÓN?
Imagina una casa con una habitación arriba y otra abajo. A esta casa se entra por la habitación superior, y, para bajar, se abre una puerta que está en el suelo. De la habitación de abajo se sale por otra puerta. Esta casa se parece mucho a la parte derecha o a la parte izquierda de tu corazón.
La sangre entra en la aurícula derecha del corazón. Pasa de la aurícula derecha al ventrículo derecho.
Después de haber repartido el oxígeno y el alimento, y de recoger todas las sustancias que nuestro cuerpo no necesita, la sangre pobre en oxígeno (sangre venosa) se dirige al corazón. Llega a la aurícula derecha por dos venas, la vena cava superior y la vena cava inferior.
La sangre llena la aurícula derecha, y se abre una puerta en el suelo, la válvula tricúspide. La sangre entra en el ventrículo derecho, que empieza a llenarse. Para terminar de llenar el ventrículo derecho, la aurícula derecha se contrae y empuja la sangre que queda en su interior para que pase al ventrículo derecho.
La sangre entra en la aurícula izquierda del corazón. Pasa de la aurícula izquierda al ventrículo izquierdo.
Al mismo tiempo, en la parte izquierda del corazón ocurre algo parecido. La sangre llega por las cuatro venas pulmonares a la aurícula izquierda. La sangre llena la aurícula izquierda y se abre otra puerta, la válvula mitral. A través de esta válvula, la sangre pasa hacia el ventrículo izquierdo. Para terminar de llenar el ventrículo izquierdo, la aurícula izquierda se contrae y empuja la sangre hacia su interior.
La sangre tiene que salir de los ventrículos.
Cuando los ventrículos están llenos, las puertas entre las aurículas y los ventrículos se cierran otra vez. Ahora, la sangre que ha llenado los ventrículos tiene que salir de ellos. El ventrículo derecho y el izquierdo se contraen, abren otras puertas (la válvula pulmonar y la válvula aórtica), y la sangre sale del corazón. La sangre del ventrículo derecho sale por la arteria pulmonar y se dirige hacia los pulmones. La sangre del ventrículo izquierdo sale por la arteria aorta y se dirige a todo el cuerpo.

¿QUIÉN CONTROLA TU CORAZÓN?
Tu corazón trabaja de forma automática. Tú no controlas de forma consciente los latidos del corazón. Durante el día trabaja y también lo hace por la noche, cuando duermes. El ritmo de tu corazón está controlado por el tronco cerebral, una parte de tu encéfalo.
ENFERMEDADES DEL CORAZÓN
Ahora tu corazón late unas 100 veces cada minuto, pero, cuando crezcas, lo hará un poquito más despacio, entre 60 y 80 veces por minuto. Cada hora latirá unas 4.200 veces; cada día, unas 100.800 veces; cada año, unas 37 millones de veces. ¡Imagina el número de veces que lo hará a lo largo de toda tu vida! Es muy importante que cuides tu corazón, ¡su trabajo es agotador!
Algunos niños nacen con un defecto en el corazón que puede curarse con cirugía. Sin embargo, la gran mayoría de las enfermedades del corazón afectan a las personas mayores. Con el tiempo, igual que sucede con el resto de nuestro cuerpo, el corazón también envejece.
Por esta razón, puede suceder que las paredes del corazón pierdan fuerza para contraerse y bombear la sangre (insuficiencia cardiaca); puede que alguna zona no reciba el oxígeno suficiente y deje de funcionar (infarto de miocardio); puede que las válvulas cardiacas ya no abran ni cierren bien (ensanchamiento o estrechez de las válvulas del corazón); o puede que el ritmo con el que el corazón se contrae se altere (arritmias).
Para cuidar el corazón, es muy importante llevar una vida sana, hacer deporte con moderación y alimentarte de forma equilibrada. También debes saber que el tabaco y el alcohol pueden hacer mucho daño a tu corazón, a tus pulmones y a tus arterias. ¡Una vida sana es imprescindible para que tu corazón se mantenga fuerte durante muchos años!
¿Dónde guardamos nuestros recuerdos? ¿De dónde surgen las emociones? ¿Conoces algún tipo de superordenador capaz de escribir historias, resolver problemas de matemáticas, dibujar, jugar, ver, escuchar o hablar? Ninguna máquina es comparable a tu sistema nervioso. Tu sistema nervioso dirige y controla todo tu cuerpo y su relación con el medio en el que vives.

EL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
El sistema nervioso central está formado por el encéfalo y la médula espinal. Estos órganos son como una gran torre de control desde donde se gobierna todo lo que ocurre en tu cuerpo.
El encéfalo está en la cabeza, dentro del cráneo. Los huesos del cráneo forman una caja muy resistente que los protege. ¡Si te das un golpecito con los nudillos en la cabeza podrás comprobar lo dura que es! El encéfalo está formado, de arriba hacia abajo, por el cerebro, el cerebelo y el tronco cerebral.
Debajo del tronco cerebral, como una prolongación de éste, está la médula espinal. Si con los dedos recorres la parte media de tu espalda hacia abajo, podrás tocar los huesos de las vértebras. Las vértebras forman la columna vertebral, que protege a la médula espinal de los golpes. La médula espinal tiene forma de cilindro alargado, que empieza en el cuello y llega hasta el final de tu espalda.

¿CÓMO ES TU CEREBRO?
El cerebro es el órgano más grande del encéfalo. Está dentro del cráneo. Cuando naces, tu cerebro pesa aproximadamente unos 350 gramos. ¡Cuando tengas 20 años pesará un poco más de un kilo! El cerebro está protegido por unas membranas que se llaman meninges. La parte más externa del cerebro se llama corteza cerebral y es de color gris (sustancia gris). Sin embargo, por dentro, la mayor parte del cerebro es de color blanco (sustancia blanca). Igual que el resto de tu cuerpo, el cerebro recibe también vasos sanguíneos que proporcionan el alimento y el oxígeno que sus células necesitan.
La superficie del cerebro es arrugada, con pliegues y surcos o cisuras. El cerebro está dividido en dos mitades iguales que se llaman hemisferios cerebrales. Hay un hemisferio derecho y otro izquierdo. Los hemisferios están unidos por el centro.
Cada hemisferio está divido en cuatro lóbulos. Cada lóbulo tiene zonas más o menos definidas donde se localizan funciones tan importantes como la visión, el lenguaje o la memoria.
¡Fíjate que curioso! Los nervios de la zona derecha e izquierda de tu cuerpo se cruzan antes de entrar o salir en el cerebro. Por esta razón, cada hemisferio controla la parte contraria de tu cuerpo. El lado derecho de tu cerebro controla la parte izquierda de tu cuerpo. El lado izquierdo de tu cerebro controla la parte derecha de tu cuerpo. La orden de chutar un balón con la pierna derecha procede del hemisferio izquierdo de tu cerebro.
¡Tu cerebro guarda todos tus secretos! ¡Una lista interminable! Todos tus pensamientos, tus emociones, tus recuerdos, tus deseos, tu lenguaje o tu capacidad de aprender, proceden de tu cerebro.
El cerebro recibe información del medio que te rodea a través de los órganos de los sentidos. Aunque nuestros ojos o nuestros oídos estén sanos, si la zona de nuestro cerebro que procesa las imágenes o los sonidos está lesionada no podremos ver ni oír. Tu cerebro también controla tus movimientos, ordena a tus piernas que corran, a tu mano que salude o a tus labios que sonrían.
En conclusión, tu cerebro controla el movimiento de tus músculos esqueléticos, las funciones superiores como la memoria o el aprendizaje y procesa la información que recibe de los órganos de los sentidos.

¿CÓMO ES TU CEREBELO?
El cerebelo forma también parte del encéfalo. Es más pequeño y está situado detrás, por debajo del cerebro. El cerebelo se parece al cerebro. Tiene una superficie rugosa con surcos y elevaciones y está también dividido en dos hemisferios.
El cerebelo controla el equilibrio y coordina, junto con el cerebro, los movimientos voluntarios de tu cuerpo. Tu cerebelo ayuda a que tus dedos se coordinen para tocar el piano, la guitarra o el violín. Tu cerebelo mantiene tu equilibrio cuando corres, saltas a la comba o andas sobre un bordillo.

¿CÓMO ES EL TRONCO CEREBRAL?
El tronco cerebral también forma parte del encéfalo. Está dentro del cráneo y es la continuación del cerebro y del cerebelo. Tiene forma de tronco con una zona más abultada por delante. Por debajo se continúa con la médula espinal.
¿Te has parado a pensar que tu corazón late sin que tú tengas que estar todo el tiempo preocupándote de que lo haga? El tronco cerebral se ocupa de controlar todas las funciones de las que no eres consciente, como el latido de tu corazón, la respiración o el parpadeo de tus ojos.

¿CÓMO ES LA MÉDULA ESPINAL?
La médula espinal empieza en el cuello y recorre casi toda tu espalda. Tiene forma cilíndrica y está protegida por la columna vertebral. De la médula espinal salen y llegan muchos nervios que se distribuyen por todo tu cuerpo. Si hacemos un corte transversal podemos ver en su interior una zona externa de color blanco (sustancia blanca) que rodea a una zona interna de color gris con forma de mariposa (sustancia gris). ¡Al revés que en el cerebro!
La médula espinal actúa como un mensajero que lleva información al encéfalo y reparte sus órdenes. ¡Si tocas un objeto muy caliente tu mano se retira sin que te des cuenta con mucha rapidez! Este tipo de movimiento es inconsciente y se llama reflejo. La médula espinal controla también los reflejos.

ALGUNAS ENFERMEDADES QUE AFECTAN AL CEREBRO
El sistema nervioso, igual que el resto del organismo, también puede enfermar. Algunos virus y bacterias producen infecciones. A veces, atacan las membranas que recubren el cerebro y producen meningitis. Otras, afectan solo al cerebro o, como en el caso de la poliomielitis, a la médula espinal. Una de las vacunas que se ponen cuando eres un niño es contra la poliomielitis. La poliomielitis es una enfermedad producida por unos virus que pueden causar una parálisis.
A veces conoces gente que no puede andar o que no puede ver. En algunos casos su sistema nervioso está dañado. El sistema nervioso central participa en muchas funciones como la visión, el lenguaje, el aprendizaje o los movimientos. Cuando una zona se lesiona se puede perder esa función. ¡Por eso es tan importante usar el casco al montar en moto o utilizar el cinturón de seguridad cuando vas en coche!
¿Sabías que en tu cuerpo hay unos 200 huesos que forman tu esqueleto? El esqueleto es una estructura que sostiene y protege los órganos de tu cuerpo.

¿QUÉ ES EL ESQUELETO Y PARA QUÉ SIRVE?
El esqueleto se parece a las vigas de una casa en construcción, un armazón recubierto por los músculos y la piel que sostiene los órganos de tu cuerpo. Sirve de soporte para los tejidos blandos y sobre él se apoyan los músculos para poder realizar su función. El esqueleto es como un rompecabezas formado por huesos que se unen entre sí por músculos y ligamentos.
Una de las primeras características que definió al ser humano fue la capacidad de andar erguido sobre los dos pies. ¡Gracias a tu esqueleto puedes caminar derecho! El esqueleto no solo da forma a tu cuerpo sino que ayudado por los músculos te permite también moverte. Además, sostiene y protege órganos, como el corazón, los pulmones o el cerebro. Los huesos de tu esqueleto contienen muchos minerales y son como un gran almacén de donde tu cuerpo los obtiene cuando los necesita.

¿QUÉ HUESOS FORMAN TU ESQUELETO?
En tu esqueleto hay un eje central, la columna vertebral, a la que se conectan el resto de tus huesos. Vamos a diferenciar distintas zonas en tu cuerpo para estudiar los huesos que hay en cada una de ellas. Hablaremos de los huesos de la cabeza, los del tronco y el abdomen, y los de los brazos y las piernas.
Huesos de la cabeza.
En la cabeza están los huesos del cráneo y los huesos de la cara.
Los huesos del cráneo forman una especie de caja que protege el cerebro y que da forma a tu cabeza. Los 8 huesos del cráneo están fuertemente unidos entre sí y no tienen ningún movimiento. El cráneo se une con la columna vertebral.
Los huesos de la cara son los que forman los pómulos, la nariz, la boca y las cavidades donde se alojan los ojos. Si abres y cierras la boca para masticar solo mueves un hueso. Este hueso con forma de herradura es el maxilar inferior o mandíbula. El maxilar inferior es el único hueso móvil de la cara.
Huesos del tronco.
En el tronco está la mayor parte de la columna vertebral, las costillas, el esternón, las clavículas y los omóplatos.
La columna vertebral está formada por 24 vértebras. Dile a tu amigo o amiga que te deje tocar con tus dedos desde el cuello hacia abajo la parte media de su espalda, estarás tocando las vértebras. Las vértebras son unos huesos cortos que están colocados unos encima de otros ¡como si formaran una gran torre! Para que esta torre no se caiga, las vértebras se unen entre sí por músculos y ligamentos. Por arriba, la columna vertebral se une con el cráneo y por abajo, con el hueso sacro. Entre cada vértebra hay una pequeña almohadilla redonda que se llama disco intervertebral. No todas las vértebras son iguales, algunas son más anchas, más altas o más grandes que las otras. Las vértebras del cuello son diferentes de las de la espalda o de las de la zona del abdomen. Hay 7 vértebras en el cuello (vértebras cervicales), 12 vértebras en la espalda (vértebras dorsales) y 5 vértebras en la zona del abdomen (vértebras lumbares). En todas las vértebras existe un agujero por donde pasa la médula espinal, una estructura del sistema nervioso.
Los huesos de las costillas, el esternón y la columna vertebral forman una especie de jaula que llamamos caja torácica. La caja torácica protege el corazón y los pulmones. Si tocas con los dedos tu pecho notarás en su parte media una zona muy dura; es el esternón. La forma del esternón recuerda a una corbata. Si ahora inflas tu pecho con aire y tocas hacia los lados notarás varios huesos delgados que desde el esternón se dirigen hacia la parte de atrás de la espalda. Son las costillas. Las costillas son 24 huesos planos, delgados y alargados, que se curvan hacia atrás. Hay 12 costillas en el lado derecho y 12 en el izquierdo. Las costillas se unen por detrás con la columna vertebral y por delante mediante un cartílago con el esternón. Las dos últimas costillas no llegan hasta el esternón y se llaman costillas flotantes.
Los huesos de las clavículas tienen forma de “S”. Hay dos clavículas y cada una se une con el esternón y con el omóplato correspondiente.
El omóplato, que también se llama escápula, es un hueso plano con forma de triángulo. En la espalda hay dos omóplatos detrás de las costillas. Cada omóplato se articula con dos huesos: la clavícula y el hueso del brazo, el húmero.
Huesos de los brazos y de las manos.
En la extremidad superior están los huesos de los brazos, los antebrazos, las muñecas y los dedos.
En el brazo hay solo un hueso largo, el húmero. El húmero se une al tronco por arriba con el omóplato y por abajo con los huesos del antebrazo.
En el antebrazo hay dos huesos largos colocados uno al lado del otro, el cúbito y el radio. Por arriba se articulan con el húmero y por abajo con los huesos de la muñeca. Además, estos huesos se articulan entre sí.
En la muñeca hay 8 huesos que se disponen en dos filas (huesos del carpo). Una se articula con el cúbito y el radio, y otra con los huesos de la mano.
¡Dobla mucho la muñeca y cierra los dedos! Si con los dedos de la otra mano tocas con fuerza por encima la mano que está cerrada notarás unas zonas más salientes y duras que se dirigen hacia cada dedo. Son los metacarpianos. En la mano hay 5 huesos largos, los metacarpianos, que se articulan con los huesos de la muñeca y con los de los dedos.
¡Ahora dobla un dedo! ¿En cuántas partes se divide? En cada parte hay un hueso. En cada uno de los dedos hay tres huesos largos, tres falanges, excepto en el pulgar en el que solo hay dos. Las falanges se llaman primeras, segundas y terceras. La primera falange de cada dedo se articula por un extremo con el metacarpiano y por el otro con la segunda falange. La segunda falange está entre la primera y la tercera falange y se articula con ellas. La tercera falange solo se articula por un extremo con la segunda falange.
Huesos del abdomen.
En el abdomen está la zona final de la columna vertebral, el hueso sacro, el coxis y los huesos de la pelvis.
La pelvis está formada por cuatro huesos, el sacro, el coxis y dos huesos coxales, uno a cada lado. Todos estos huesos se unen formando un círculo, como un gran anillo. Este anillo se llama pelvis. El sacro y el coxis están detrás y forman un triángulo con la punta hacia abajo. Estos huesos se unen por arriba con la columna vertebral y por los lados con cada uno de los huesos coxales. A su vez, los huesos coxales se unen por delante y cierran el anillo. Coloca tus manos sobre la cintura, estás tocando la parte más saliente de tus huesos coxales. ¡Ahora, fíjate bien a tu alrededor! ¿Sabías que la pelvis de las mujeres es un poco diferente de la de los hombres? Esto se debe a que los bebés al nacer pasan por dentro del anillo que forma la pelvis y la pelvis de la mujer está preparada para ello.
Huesos de las piernas y de los pies.
Solo queda estudiar los huesos que forman la extremidad inferior. Los huesos de los muslos, las piernas y los pies.
¿Sabes que el hueso más largo está en el muslo? El fémur es el hueso más largo del cuerpo y sostiene un gran peso. Por arriba se articula con los huesos coxales (articulación de la cadera) y por debajo con la tibia, uno de los huesos de la pierna. Por delante de la zona en la que el fémur se articula con la tibia hay un hueso de forma redondeada que se llama rótula. Todo este conjunto forma la rodilla.
¡Ay, mi espinilla! ¿Has recibido alguna vez una patada jugando al fútbol? Toca con los dedos la pierna de arriba abajo un poquito hacia dentro y notarás una zona muy dura. Este hueso es la tibia. La tibia es un hueso largo y muy fuerte. Al lado de la tibia hacia fuera está el peroné. El peroné también es un hueso largo pero mucho más fino. La tibia y el peroné son los huesos que forman la pierna.
En el pie, igual que en la mano, también hay muchos huesos. Siete huesos cortos (como en la muñeca) que forman el tarso. Después, 5 huesos largos que se corresponden con cada uno de los dedos, los metatarsianos. Y finalmente, en cada dedo hay tres huesos largos, las falanges, excepto en el dedo gordo que hay dos.
Huesos del oído.
Además de todos estos huesos que hemos visto, hay seis huesos que no forman parte del esqueleto pero de los que no podemos olvidarnos. Son los huesecillos del oído: el yunque, el martillo y el estribo.

¿CÓMO PUEDES CUIDAR TU ESQUELETO?
Tu esqueleto necesita huesos duros y resistentes y, para ello, tu alimentación debe ser sana y muy rica en productos como la leche y sus derivados, que proporcionan el calcio y los minerales necesarios. Debes cuidar mucho la posición de tu espalda cuando te sientas para comer, estudiar o ver la televisión y adoptar una postura correcta para que tu columna vertebral no sufra. Pero además también es muy importante que hagas ejercicio, ¡tus huesos para crecer sanos deben moverse!
¡Seguro que alguna vez has oído decir que los huesos son duros como piedras! Y sin embargo a diferencia de las piedras, los huesos están vivos. Los huesos están formados por una complicada estructura que les proporciona la fuerza del acero y un peso ligero parecido al del aluminio.

EL TEJIDO QUE FORMA CADA UNO DE TUS HUESOS
Los huesos son la parte más dura de tu cuerpo, pero a pesar de su dureza están formados por células que están vivas y que forman un tejido, el tejido óseo. La palabra óseo significa que es de los huesos.
Si te fijas, en los huesos hay una parte dura, lo que en realidad conocemos como hueso, que está formado por tejido óseo, y otra más blanda que está dentro del hueso, la médula ósea.
Si coges el hueso de un muslo de pollo y lo abres verás que la zona de los extremos no está hueca como la del centro. Esto se debe a que el tejido óseo se dispone de dos formas diferentes. En unas zonas se parece a las esponjas de mar que se utilizan para bañar a los niños pequeños, con muchas cavidades pequeñas en su interior. Este tipo de hueso se llama hueso esponjoso. El hueso esponjoso está en el interior de los extremos de los huesos largos (como el fémur) y en el interior de todos los demás huesos (como los huesos del cráneo). Otras veces, el tejido óseo se coloca formando capas, láminas superpuestas unas encima de otras. Este tipo de hueso se llama hueso compacto. La parte que vemos de los huesos, la parte externa, está formada por hueso compacto.
Los huesos tienen una gran cantidad de minerales, sobre todo de calcio, que le proporcionan su dureza y resistencia. Además, como ya hemos dicho, los huesos están vivos y por lo tanto tienen que alimentarse. El alimento llega a los huesos a través de los vasos sanguíneos.
Tus huesos todavía no son tan duros como los de las personas mayores. En los niños los huesos son mucho más flexibles que en los adultos. Contienen un tipo de tejido blando llamado cartílago. El proceso de formación y endurecimiento de los huesos se llama osificación. La osificación se completa hacia los 25 años de edad. El último hueso que se osifica es el esternón.
¿Has visto alguna vez que los huesos tienen dentro algo muy blandito? Es la médula ósea. La médula ósea es un tejido que rellena las pequeñas cavidades del hueso esponjoso y las grandes cavidades rodeadas de hueso compacto que existen en los huesos largos. La médula ósea puede ser roja o amarilla. La médula amarilla es un tejido graso que sirve como reserva de energía. La médula ósea roja es un tejido que forma las células de la sangre. ¿Sabías que cuando naces toda la médula ósea es roja y que con el tiempo se convierte en amarilla? Cuando eres un adulto casi toda la médula ósea roja está en los huesos del tronco y en los del cráneo.

TIPOS DE HUESOS
Hay tres tipos de huesos; los huesos cortos (como las vértebras), los huesos planos (como los del cráneo) y los huesos largos (como los de las piernas o los brazos). Por lo general, los huesos están unidos entre sí por músculos y ligamentos (bandas de tejido fibroso), lo que les permite realizar algún tipo de movimiento. Es decir, los huesos se articulan. Algunos huesos, como los del cráneo, están tan fuertemente unidos que no existe entre ellos ningún tipo de movimiento.
A VECES LOS HUESOS SE ROMPEN
A pesar de su dureza, si reciben un golpe muy fuerte los huesos pueden llegar a romperse. Cuando un hueso se rompe decimos que hay una fractura. En la mayoría de los casos, los fragmentos rotos pueden volver a unirse. Para ello deben estar muy juntos. El médico que cuida tus huesos, el traumatólogo, aproxima estos fragmentos y los coloca de manera que el hueso conserve la forma que tenía antes de romperse. A veces, necesita utilizar tornillos, clavos o placas metálicas para juntarlos. Para que los fragmentos no se puedan mover, la mayoría de las veces se coloca una escayola durante un tiempo.

EL RAQUITISMO
¿Has visto alguna vez fotografías de niños que pasan hambre? En las zonas del mundo donde no hay alimentos los niños pueden tener raquitismo. El raquitismo es una enfermedad que afecta a los huesos y que se debe a la falta de vitamina D. Cuando no hay alimentos el cuerpo no tiene bastante vitamina D y los huesos no reciben la cantidad suficiente de minerales y se vuelven frágiles y se deforman. En estos niños la cabeza se agranda, el tórax se estrecha, aparecen bultos en las costillas, y las vértebras o los huesos de las piernas se deforman. Esta enfermedad afecta también a los músculos, por eso su vientre está abombado. ¡Ojala pudiésemos terminar con el hambre!

CÓMO CUIDAR TUS HUESOS
Aunque es muy importante que cuides tus huesos durante toda tu vida, ahora que están creciendo debes mimarlos un poquito más. Tus huesos necesitan calcio y otros minerales para ser duros y resistentes. Por esta razón, tu alimentación debe ser sana y muy rica en productos como la leche y todos sus derivados. Pero además, también es muy importante que hagas ejercicio, ¡tus huesos para crecer sanos deben moverse!

TIPOS DE MOVIMIENTOS
En tu cuerpo hay dos tipos de movimientos: movimientos voluntarios y movimientos involuntarios.
La mayoría de los movimientos son voluntarios. Esto quiere decir que se producen solo cuando tú quieres; por ejemplo, coger la mochila o correr para salir al recreo.
Otros movimientos se producen sin que tú puedas controlarlos; por ejemplo, tu corazón late todo el tiempo sin que te des cuenta de ello. Estos movimientos se llaman involuntarios.

¿QUIÉN CONTROLA TUS MOVIMIENTOS?
El sistema nervioso controla todos tus movimientos, a través de los nervios, que llegan a todos tus músculos. Cuando vas a correr, coger un vaso o chutar un balón, es decir, cuando quieres realizar un movimiento voluntario, el sistema nervioso central envía órdenes a tus músculos, a través de los nervios motores, para que se muevan. Por ejemplo, si quieres bailar, el sistema nervioso ordena a los músculos de tus piernas que se muevan.
También hay movimientos de los que no somos conscientes, son movimientos involuntarios. El sistema nervioso central dirige también estas funciones a través de los nervios que forman el sistema nervioso autónomo o vegetativo. Así, por ejemplo, el latido cardiaco, el movimiento de los músculos de tu corazón, es involuntario.
¿Cuántas veces, al acercar la mano a algo muy caliente, la has retirado rápidamente casi sin darte cuenta? Este tipo de movimiento también es involuntario y recibe el nombre de movimiento reflejo. Los reflejos son movimientos involuntarios que se producen como respuesta a un estímulo. De esta manera, un estímulo como el calor activa un nervio sensitivo, a través de un órgano de los sentidos, y provoca la estimulación de un nervio motor. Esto da como resultado la acción de un músculo o glándula, provocando, en este caso, la retirada de la mano.

¿QUÉ ES EL APARATO LOCOMOTOR?
El aparato locomotor es el conjunto de las partes del cuerpo que se encargan del movimiento. Está formado por los huesos, los músculos y las articulaciones. Todas estas estructuras trabajan juntas para producir los movimientos.
Los huesos son la parte más dura de tu cuerpo y forman el esqueleto. El esqueleto está recubierto por los músculos y la piel.
La unión de un hueso con otro recibe el nombre de articulación. En tu cuerpo existe un gran número de articulaciones, como la cadera, el codo, el hombro o la rodilla. Sin ellas no podrías doblar la pierna o elevar el muslo. Las articulaciones están formadas por un conjunto de estructuras que mantienen los huesos unidos entre sí.
Los músculos recubren todo tu esqueleto y se unen a tus huesos. Están formados por un tejido que es capaz de estirarse y encogerse, y, por lo tanto, de cambiar de tamaño. Cuando esto sucede, cuando el músculo se mueve, también lo hace la parte del cuerpo a la que está pegado. Algunos músculos terminan en un tendón, una especie de cordón fibroso que se une al hueso; mientras que otros acaban de forma que sus fibras se unen directamente a los huesos o a las articulaciones.

¿CÓMO SE PRODUCE EL MOVIMIENTO?
El sistema nervioso ordena a tus músculos que se contraigan, a través de los nervios. El músculo, al acortarse, tira del hueso al que está unido y se produce el movimiento.
Por ejemplo, si quieres doblar el brazo, el bíceps se contrae. El bíceps es un músculo que se une a dos huesos: por arriba, al omóplato; por abajo, al radio, en el antebrazo. Cuando este músculo se contrae, tira del radio, y la articulación del codo se dobla, haciendo que el antebrazo también se doble sobre el brazo. Pero el bíceps no es capaz de que el brazo vuelva a su posición inicial, para ello necesita ayuda de otro músculo, el tríceps. Así, cuando el bíceps se contrae, el músculo tríceps se relaja, y el brazo se dobla. Cuando el brazo se estira, el tríceps se contrae, y el bíceps se relaja. La mayoría de los músculos no trabajan solos, se ayudan unos a otros para producir los movimientos.

EL SONIDO
Si te fijas, cuando se toca la cuerda de una guitarra, esta se mueve hacia un lado y hacia otro, es decir vibra. En este caso, el sonido se produce por vibraciones que pasan al aire en forma de ondas sonoras. El sonido viaja a través del aire.
El sonido también viaja a través de los líquidos, como el agua ¡Cuando buceas también escuchas sonidos!, o a través de sólidos, como la madera o la tierra, ¡los indios se apoyaban en el suelo para escuchar el ruido del galope de caballos!
Por lo general, el sonido se mueve a mayor velocidad en los líquidos y en los sólidos que en los gases. Para poder escuchar un sonido, el oído debe recoger las ondas sonoras. Después de recorrer el oído, las ondas sonoras llegan en forma de “señales” al cerebro. Finalmente, el cerebro interpreta estas señales y escuchamos el sonido, es decir, se produce la audición.
Además, tus oídos son capaces de distinguir muchos tipos de sonidos con diferentes características, como agudos o graves, fuertes o débiles.

LAS PARTES DEL OÍDO
El oído es uno de los órganos de los sentidos. Mírate a un espejo. ¿Qué puedes ver de tus oídos? La mayor parte del oído no se ve a simple vista. Está dentro de la cabeza, en el cráneo.
Mira la ilustración. El oído está como en una cueva profunda formada por hueso que está dividida en tres zonas. La que está más cerca del exterior se llama oído externo. La que está en la mitad, oído medio. La que está en la zona más profunda, oído interno.
El oído externo.
El oído externo es la única parte del oído que podemos ver. Está formado por la oreja y un conducto estrecho, el conducto auditivo externo. La oreja tiene esta forma para poder recoger mejor las ondas sonoras. El conducto auditivo externo está recubierto por piel y protegido por pelos y cera. El fondo del conducto está cerrado por una membrana, el tímpano. ¡Aquí empieza el oído medio!
El oído medio.
El oído medio está dentro de una pequeña cavidad excavada en los huesos del cráneo. En el oído medio está el tímpano conectado a tres huesecillos (martillo, yunque y estribo).
El tímpano es una membrana que separa el oído externo del oído medio. El tímpano vibra igual que lo hace la piel de un tambor. Apoyado sobre el tímpano empieza una hilera de tres huesecillos que se articulan unos con otros. El nombre de cada uno de estos huesos se debe a su forma.
Así, con forma de martillo y apoyado sobre el tímpano está el martillo. El martillo se articula con otro hueso pequeño, el yunque. ¿Has visto en alguna película de la época medieval como daban forma a las espadas golpeándolas con un martillo sobre un bloque de hierro? Este bloque de hierro era un yunque. El yunque se articula con otro hueso muy pequeño, el estribo. ¡Seguro que también has visto como los caballeros subía al caballo apoyando el pie en una pieza de metal que colgaba de la silla! Esta pieza es un estribo.
A continuación del estribo hay otra membrana muy fina que separa el oído medio del oído interno. Esta membrana tapa la ventana oval, que es la entrada al oído interno.
El oído interno.
El oído interno está formado por dos partes: los conductos semicirculares y una estructura con forma de caracol.
El caracol contiene líquido. Dentro del caracol hay células que captan las vibraciones y las convierten en señales que se envían por un nervio, el nervio acústico, al cerebro. El cerebro interpreta estas señales y tú puedes escuchar el sonido.
En el oído interno también están los conductos semicirculares. Estos no participan en la audición. Están relacionados con el equilibrio. Estos conductos están también llenos de líquido y envían información de nuestra posición (tumbado, de pie) al cerebelo.

EL VIAJE DEL SONIDO DENTRO DE TU OÍDO
Vamos a viajar dentro de tu oído. Imagina el rugido de un león. El aire lleva este rugido hasta tu oreja. ¡Grrr! llega a la oreja y se introduce por un conducto, el conducto auditivo externo. Pero, ¡cuidado! ¡Grrr! choca y rebota sobre una membrana que cierra todo el conducto, el tímpano.
El choque hace que el tímpano vibre y esta vibración hace que toda la cadena de huesecillos (martillo, yunque y estribo) del oído medio se mueva también. La vibración que ha producido ¡Grrr! ya no se transmite por el aire sino por un medio sólido, los huesecillos. ¡Grrr! llega ahora hasta la entrada del oído interno, la ventana oval.
¡Ya hemos llegado al oído interno! La ventana oval también vibra y transmite la vibración al interior del caracol. Ahora, la vibración se transmite por un medio líquido. Dentro del caracol esta vibración hace que unas células envíen señales al cerebro por el nervio acústico. El cerebro interpreta estas señales y nosotros escuchamos, al fin, ¡Grrr!

EL EQUILIBRIO
El oído también cumple una función muy importante. Informa al cerebelo de tu posición en cada momento. Los conductos semicirculares envían está información a través del nervio acústico. El cerebelo responde con órdenes que envía a tus músculos para que mantengan el equilibrio.

¿QUÉ LE OCURRE A MIS OÍDOS?
Es posible que alguna vez hayas tenido un dolor fuerte de oídos. En la mayoría de los casos se debe a una inflamación del oído, una otitis. Una de las causas más frecuentes de otitis son las infecciones. Las otitis pueden afectar a todas las partes del oído.
Es importante que cuides tus oídos. No debes introducir ningún objeto por el conducto auditivo ya que podrías romper la membrana del tímpano o producir una infección. Debes tener cuidado con los sonidos demasiado altos, cuanto más lo son más intensamente golpean el tímpano y más fuerte es el sonido que percibes. Los sonidos muy fuertes pueden dañar tus oídos.
¿Cuántas veces al viajar has notado una sensación desagradable en tus oídos, algo así como si se taponaran? En el oído medio hay también otro conducto, la trompa de Eustaquio, que comunica la zona de la cavidad de la nariz y la faringe con el oído. Esta sensación se debe a la obstrucción de este conducto.

LA SORDERA
A veces, te encuentras con personas que no pueden oír bien o que no oyen nada. La sordera puede existir desde que naces. Otras veces, la capacidad de oír se pierde como consecuencia de algunas enfermedades. Existen muchos tipos y grados de sordera.
Para que las personas sordas puedan comunicarse se ha desarrollado un lenguaje con las manos, el lenguaje de los signos. También existen unos aparatos, los audífonos, que mejoran la capacidad de audición de algunas personas. La sordera te aísla mucho del mundo que te rodea. Es muy importante que ayudemos a las personas sordas a integrarse en la sociedad.

¿QUÉ SON LOS OJOS?
La vista te permite descubrir formas, colores, decir cuál es la posición, el tamaño o la distancia a la que está un objeto. Gracias a los ojos puedes ver la televisión, leer o navegar por Internet. Los órganos de la vista son los ojos. Los ojos trabajan junto con tu cerebro para formar las imágenes.
Si te miras al espejo, solo verás una pequeña parte de tus ojos. ¡Los ojos son mucho más grandes! Tu ojo se parece a un globo de color blanco. Este globo se llama globo ocular y está dentro de una especie de cueva formada por huesos que se llama órbita. Los bordes de la órbita protegen al ojo de los golpes. El ojo se sostiene dentro de la órbita gracias a seis músculos que le van a permitir moverse en muchas direcciones. El globo ocular por dentro no está vacío, está lleno de una sustancia transparente parecida a la gelatina, el humor vítreo. El humor vítreo da a tu ojo su forma.
En el centro de tus ojos hay un punto muy oscuro, las pupilas. La pupila es un pequeño agujero que permite que la luz llegue al interior del ojo.
Alrededor de la pupila puedes ver una zona coloreada, el iris. El color de tus ojos se debe al iris. El iris tiene fibras musculares que se estiran o se contraen para abrir o cerrar la pupila. De esta manera, el iris deja entrar más o menos cantidad de luz dentro del ojo.
Detrás de la pupila y del iris existe una lente transparente, como un cristal. Esta lente se llama cristalino. El cristalino sirve para enfocar, es decir dirigir los rayos de la luz, sobre la retina.
Además de estas estructuras que están en la parte anterior del ojo, la cubierta que forma el globo ocular está formada por tres capas. La capa más externa protege y recubre todo el ojo y es una capa fibrosa de color blanco. Esta capa se llama esclerótica. La zona blanca que ves en tu ojo es solo una pequeña parte de la esclerótica. Esta se hace transparente al recubrir la pupila y el iris y entonces recibe el nombre de córnea.
Por debajo de la esclerótica hay una segunda capa que tiene muchos vasos sanguíneos, la coroides, y por dentro de esta una tercera capa, la retina. La retina está formada a su vez por varias capas de células y funciona como una pantalla sobre la que se proyectan las imágenes. Los rayos de luz se concentran sobre todo en la parte central de la retina donde está la zona de visión más nítida. En la retina están los conos y los bastones que son células que captan la luz. La visión de los colores depende de los conos ¿Sabías que en cada ojo hay unos 6 millones de conos y 120 millones de bastones? Los conos y los bastones transforman los rayos de la luz en señales eléctricas. Los conos y los bastones se unen con células nerviosas que van a formar el nervio óptico. Desde la retina de cada ojo sale un nervio óptico, que es el encargado de llevar estas señales a una zona especial de tu cerebro donde se forman las imágenes definitivas.

¿CÓMO ESTÁN PROTEGIDOS TUS OJOS?
Ya hemos dicho que tus ojos están protegidos por los huesos que forman la órbita. Además, la parte de esclerótica que se ve del ojo está protegida por una membrana delgada y transparente, la conjuntiva, que al llegar a la córnea se une a ella. La conjuntiva también recubre y protege la parte interna de los párpados. Alrededor de los ojos existen también otras estructuras que los protegen, las cejas, los párpados y las pestañas.
Hay dos párpados, uno arriba y otro abajo. Los párpados se cierran sobre los ojos como si fueran dos persianas y los protegen de la luz y de todo aquello que como el polvo puede dañarlos. Las pestañas son pelos que están en los bordes de los párpados. Cuando los párpados están abiertos, las pestañas protegen al ojo evitando que entre en él polvo u otras partículas. Las cejas son una zona de pelos que están por encima de los párpados y que evitan que el sudor o el agua de la lluvia entren en los ojos.

¿CÓMO VEMOS?
La luz atraviesa la córnea, la pupila y llega al cristalino. El cristalino es una lente que sirve para enfocar, y por esta razón se aplana o se abomba para captar bien las imágenes. El cristalino proyecta una imagen del objeto que estamos viendo sobre la retina, como si esta fuera una pantalla de cine ¡Pero, la imagen está al revés! Pues sí, la imagen se proyecta sobre la retina invertida, es decir, lo de arriba se ve abajo y lo de abajo arriba. El cerebro será el encargado de darle la vuelta. En la retina esta imagen se convierte en señales eléctricas y a través del nervio óptico estas señales se envían a una zona especial del cerebro.

¿QUÉ SON LAS LÁGRIMAS?
Seguro que alguna vez has llorado y te has fijado en ese líquido un poco salado parecido al agua que llamamos lágrimas. Pero, ¿sabes de dónde proceden? ¿Sabías que a tus ojos llega continuamente una pequeña cantidad de lágrimas?
Fuera del ojo, en la parte externa y superior hay unas glándulas donde se fabrican las lágrimas que se llaman glándulas lagrimales. Cada vez que parpadeas, las lágrimas bañan la parte del ojo que ves (la conjuntiva y la córnea) y salen del ojo por su parte inferior. Si te fijas en el borde de los párpados, en la zona donde estos se unen cerca de la nariz, hay dos puntos, uno arriba y otro abajo. Estos puntos son la entrada a unos conductos. Las lágrimas que han bañado el ojo entran en estos conductos y se recogen en una especie de saco, el saco lagrimal. Desde este saco las lágrimas llegan por otro conducto a la nariz. Las lágrimas humedecen y limpian los ojos y los defienden contra las infecciones de algunos microorganismos.

EL OJO BIZCO Y EL OJO MIOPE
Seguro que alguna vez has visto un niño con un parche en el ojo. El ojo “bizco” se produce cuando uno de los ojos se desvía de su posición normal respecto al otro, es decir, los dos ojos no se coordinan bien y no están alineados. Esto se llama estrabismo; a veces se corrige tapando el ojo sano y otras veces mediante cirugía.
¿Colocas los libros o cuadernos muy cerca para ver mejor las letras? ¿No ves bien la pizarra? ¿Guiñas los ojos para ver mejor? Puede que seas miope. Cuando tienes miopía ves borrosos los objetos que están lejos. La mayoría de los casos de miopía se deben a que el globo ocular es demasiado grande. Al ser más grande, la distancia entre el cristalino y la retina también es mayor, y por esta razón la imagen se enfoca por delante de la retina. Esta es la causa de que la imagen sea borrosa. El ojo, igual que el resto de tu cuerpo, también crece. Al crecer el ojo también puede aumentar la miopía. Alrededor de los 25 años la miopía no suele aumentar más. ¡Gracias a las lentes de contacto, las gafas y a veces la cirugía, los miopes pueden tener una visión normal!
¿POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS NO PUEDEN VER?
Hay personas que por diferentes causas tienen defectos en los ojos o en el cerebro y no pueden ver. La ceguera puede estar presente desde el nacimiento o aparecer después como consecuencia de una enfermedad o un accidente. Las personas ciegas aprenden a leer con un sistema que se llama Braille. El sistema Braille consiste en una serie de puntos con relieve que forman un alfabeto y que se toca con los dedos. Aunque sin la vista es más complicado y supone un gran esfuerzo, las personas ciegas también estudian y trabajan. Los demás debemos ayudar a hacer su vida más fácil.

¿QUÉ LE OCURRE A MIS OJOS?
Los ojos, igual que el resto de nuestro cuerpo, pueden enfermar. Las enfermedades pueden afectar solo a los ojos o también al mismo tiempo a otras partes del cuerpo.
Las conjuntivitis son bastante frecuentes. La conjuntivitis es una inflamación de la conjuntiva del ojo que se debe a una alergia, o a una infección producida por bacterias o virus. El ojo se enrojece, puede escocer o tener legañas y la luz puede ser muy molesta.
¿Has oído hablar a tus abuelos de las cataratas? Con el tiempo, el cristalino deja de ser transparente y no deja pasar bien la luz para formar las imágenes. A la gente muy mayor se la opera de cataratas, el cristalino se cambia por una lente artificial y la persona recupera la visión

¿CÓMO PODEMOS CUIDAR NUESTROS OJOS?
Cuidar tus ojos es muy importante. Los ojos deben estar limpios, ¡no debes frotarlos con las manos sucias! Si un ojo está lleno de legañas puede tener una infección y esta se puede pasar al otro ojo con mucha facilidad. En estos casos debes evitar secarte los dos ojos con la misma toalla o tocar el ojo sano después de tocar el enfermo.
Cuando lees o estudias es muy importante que la luz sea adecuada y que esté situada de manera que las sombras no te molesten. ¡Tus ojos también necesitan descansar! No olvides que no debes pasar demasiado tiempo delante del ordenador o de la televisión.
Si usas lentillas (lentes de contacto) debes ser muy cuidadoso con la higiene y seguir las recomendaciones que te han dado para limpiarlas y manipularlas ¡Son tus ojos los que van a sufrir tus olvidos! El uso descuidado de las lentes de contacto puede dañar tus ojos.
Los ojos se deben proteger con gafas de los rayos del Sol o cuando se realiza un trabajo que puede ser peligroso para ellos.
También es recomendable que visites de vez en cuando al médico que se ocupa de cuidar tus ojos, el oftalmólogo. Él examinará tu visión y podrá decirte si necesitas gafas o no.

LAS CÉLULAS QUE FORMAN TU SISTEMA NERVIOSO
La mayor parte de tu sistema nervioso está formado por unas células que solo se ven con el microscopio. Estas células se llaman neuronas. ¿Sabes que en tu cuerpo hay unos 100.000 millones de neuronas? Las neuronas tienen un cuerpo más o menos redondeado del que salen dos tipos de prolongaciones. Una prolongación larga que recibe el nombre de axón y otras prolongaciones cortas que se llaman dendritas. Las neuronas pueden tener muchas dendritas, pero solo tienen un axón.
Igual que los corredores en las carreras de relevos se pasan de unos a otros un objeto, las neuronas se comunican unas con otras para transmitirse mensajes. Estos mensajes llevan información del exterior o del interior de tu cuerpo. También llevan las órdenes que dicta tu sistema nervioso a las diferentes partes de tu cuerpo.
Las neuronas se comunican entre sí a través del axón y las dendritas. Los mensajes llegan a una neurona por las dendritas, atraviesan el cuerpo de la neurona y salen por el axón hacia otra neurona. Sin embargo, las neuronas no llegan a tocarse. Entre una neurona y otra siempre hay un pequeño espacio. La zona en la que una neurona se comunica con la otra se llama sinapsis y el pequeño espacio que hay entre ellas se llama espacio sináptico.

¿CUÁLES SON LAS PARTES DE TU SISTEMA NERVIOSO?
Todo el trabajo de recibir los mensajes del exterior y del interior de tu cuerpo y de responder a ellos y coordinarlos, lo realiza el sistema nervioso. El sistema nervioso está formado por el sistema nervioso central y el sistema nervioso periférico.
Imagina una gran ciudad con sus calles. En ella hay un gran rascacielos desde donde se gobierna toda la ciudad. Un gran rascacielos desde donde se ordena y se dirige todo lo que va a ocurrir en ella. El control de los alimentos, la limpieza y la eliminación de las basuras, el tráfico y las relaciones con otras ciudades y dentro de la propia ciudad. Todo está supervisado y controlado desde este rascacielos.
Nuestro sistema nervioso también tiene un gran rascacielos que gobierna todas las actividades de tu cuerpo. ¡Se llama sistema nervioso central!
La parte más alta de este rascacielos es el encéfalo. El encéfalo está formado, de arriba hacia abajo, por el cerebro, el cerebelo y el tronco cerebral. El encéfalo está dentro del cráneo. La parte inferior del rascacielos está formada por la médula espinal. La médula espinal es como un cilindro largo que está dentro de la columna vertebral. El encéfalo y la médula espinal están formados por millones de neuronas.
Las calles que van y vienen del gran rascacielos constituyen el sistema nervioso periférico. El sistema nervioso periférico está formado por los nervios. Esta red de nervios comunica el encéfalo y la médula espinal con el resto del cuerpo. Los nervios llegan a todas partes. Están formados por las dendritas y los axones de las neuronas, y se distribuyen por todo tu cuerpo.

¿CÓMO SE TRANSMITE LA INFORMACIÓN POR EL SISTEMA NERVIOSO?
De la misma manera que cuando entras en Internet los mensajes circulan desplazándose desde un punto a otro de la red, toda la información que procede del interior y del exterior de nuestro cuerpo circula por una red de neuronas.
Los mensajes que circulan por tu sistema nervioso son impulsos eléctricos y químicos que se transmiten de una neurona a otra. Viajan por los nervios hasta el sistema nervioso central ¡La velocidad con que lo hacen es espeluznante! El sistema nervioso central recibe los mensajes de muchas neuronas. Los interpreta y envía su respuesta.
Imagina que una neurona recibe un estímulo, por ejemplo, un mensaje que procede del exterior de tu cuerpo, ¡un olor estupendo a pastel! La neurona transforma este olor en un impulso eléctrico y químico. Este impulso se envía hacia otra neurona y finalmente llega al sistema nervioso central. El sistema nervioso central lo interpreta y envía su respuesta. La respuesta es una orden, ¡meter el dedo en el pastel para probarlo! La neurona que recibe este mensaje ordena a los músculos de la mano que muevan ese dedo.
Hay muchas células nerviosas capaces de recibir un estímulo. Los órganos de los sentidos como los ojos, los oídos, la lengua, la nariz o la piel tienen células nerviosas especiales que recogen información del exterior y la envían al sistema nervioso central. Además, existen otras células nerviosas que envían mensajes que contienen información de tu propio cuerpo.
Como ya hemos visto, el sistema nervioso central recibe los mensajes de todo lo que ocurre en el interior y el exterior de tu cuerpo a través de los nervios.
Los nervios pueden ser sensitivos o motores dependiendo de la dirección del mensaje.
Los nervios sensitivos llevan los mensajes desde los órganos hasta el sistema nervioso central (el encéfalo y la médula espinal). Por ejemplo, el nervio de tu oído lleva información al cerebro de los sonidos que recibe.
Los nervios motores llevan los mensajes desde el sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal) hasta los órganos o hasta los músculos. Por ejemplo, ordena a los músculos de tus piernas que se muevan para poder bailar.
Los mensajes llegan por los nervios sensitivos al sistema nervioso central. El sistema nervioso central “estudia” estos mensajes. El sistema nervioso central envía las órdenes a través de los nervios motores.

EL SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO O VEGETATIVO
¿Te has parado a pensar que tu corazón late sin que te des cuenta? Pues bien, hay unos nervios por los que discurren unos mensajes un poco especiales. Estos mensajes controlan funciones de órganos como el corazón o los pulmones que nosotros no podemos controlar a nuestro gusto. Funciones involuntarias que se gobiernan desde el sistema nervioso central pero de las que no somos conscientes, como la respiración, la digestión o el ritmo del latido

¿QUÉ HAY DENTRO DE LA BOCA?
La boca está formada por una gran cavidad. Esta cavidad está cerrada por delante por los labios. Detrás de los labios están los dientes, que sirven para masticar los alimentos.
En el suelo de la boca está la lengua. La lengua es un órgano formado por un músculo que tiene una gran movilidad, y que participa en la digestión y en la articulación de la palabra.
El techo de la boca está formado por el paladar. Por delante está el paladar duro y sobre él se apoya la lengua para articular palabras y manipular los alimentos. Más hacia atrás está el paladar blando; esta zona es donde está la campanilla.
Los lados de la cavidad, lo que llamamos “mofletes”, están formados por músculos que nos ayudan a masticar o a soplar.
El fondo de la cavidad bucal se comunica con otra cavidad, la faringe.
La saliva se produce en las glándulas salivares ¿Sabías que una persona mayor produce entre un litro y un litro y medio de saliva cada día? La saliva humedece la boca y ablanda la comida. Las glándulas salivares vierten la saliva en la boca a través de unos conductos muy pequeños.

¿PARA QUÉ UTILIZAMOS LA BOCA?
La boca se utiliza para masticar los alimentos, para percibir los sabores, para hablar y para respirar.
En la boca comienza la digestión. Se realiza la masticación, la salivación y la deglución de los alimentos. En la masticación la comida es triturada por los dientes. La lengua empuja los alimentos contra el paladar duro y los mezcla con la saliva. En la deglución, la lengua empuja los alimentos hacia la faringe; la presión que ejerce cierra las vías respiratorias y los alimentos pasan al esófago.
En la boca está también el sentido del gusto. El gusto nos permite distinguir los sabores.
Los labios, los dientes, el paladar duro y la lengua participan en la importante tarea de articular palabras y sonidos. En la boca se modifican las ondas sonoras que se producen en la laringe para producir los sonidos.
Además de por la nariz, el aire que respiras entra y sale de tu cuerpo también por la boca.

EL SENTIDO DEL GUSTO
Si miras tu lengua delante de un espejo observarás unas pequeñas elevaciones, son las papilas gustativas. En las papilas gustativas está el sentido del gusto. Gracias a este sentido somos capaces de diferenciar los distintos tipos de sabores. Cuando un alimento llega a la boca y se mezcla con la saliva, las papilas envían la información del sabor al cerebro.
Existen cuatro sabores básicos, el dulce, el salado, el agrio y el amargo. En las distintas zonas de la lengua se capta un sabor diferente. Así, en la punta de la lengua están las papilas del sabor dulce y muy cercanas las papilas del sabor salado; en los lados se sitúan las papilas del sabor agrio y en la zona de atrás las del sabor amargo. El sentido del gusto está muy relacionado con el olfato.

¿QUÉ ME PASA EN LA BOCA?
Algunos niños pueden nacer con defectos en la boca que pueden influir sobre el habla. Además, en la boca pueden producirse infecciones. En los dientes pueden aparecer caries. Las caries son la destrucción de una zona del diente por una bacteria que actúa junto con los azúcares de los alimentos.
Las glándulas que producen saliva pueden inflamarse. Las paperas son una inflamación debida a un virus. Hoy existe una vacuna para esta enfermedad que se pone cuando los niños son pequeños.
Una alimentación sana y el cepillado diario de los dientes ayudan a evitar que aparezcan problemas en la boca.

¿QUÉ ES LA EXCRECIÓN?
La excreción consiste en extraer de la sangre las sustancias inútiles o perjudiciales para nuestro cuerpo y expulsarlas al exterior. Estas sustancias de desecho proceden de la actividad y el funcionamiento de tus células. Una vez producidas pasan a la sangre. Si no se eliminan se pueden acumular y dañar tu organismo.
La excreción se realiza fundamentalmente en el aparato excretor. El aparato excretor forma la orina, en la que se eliminan una gran cantidad de desechos que se expulsan fuera de tu cuerpo. Además, el aparato respiratorio a través de la respiración expulsa de tu cuerpo el dióxido de carbono. La piel también elimina agua y sustancias nocivas a través del sudor.
EL APARATO EXCRETOR
El aparato excretor está formado por los riñones y por las vías urinarias.
Los riñones. Los riñones son dos órganos con forma de alubia, de color rojo oscuro. Están en la zona baja de la espalda, uno a cada lado de la columna vertebral. Si dividimos un riñón por la mitad observaremos, de arriba hacia abajo, una zona externa de color amarillento, la corteza, y una zona interna de color rojizo, la médula. Dentro de cada riñón hay muchos vasos sanguíneos y un sistema de tubos muy pequeños. La sangre llega a cada riñón por la arteria renal y sale por la vena renal.
Las vías urinarias. Las vías urinarias están formadas por los uréteres, la vejiga y la uretra. De cada riñón sale un tubo fino, los uréteres. Los uréteres se dirigen hacia abajo y se conectan con la vejiga. La vejiga urinaria es el almacén de la orina. Su aspecto recuerda a una bolsa redondeada. La mayor parte de su pared está formada por músculo, lo que permite que la vejiga se distienda o se contraiga. ¡Su capacidad de distenderse es muy grande! En los adultos, la vejiga suele almacenar alrededor de 150 ml de orina, aún cuando su capacidad es mayor. Cuando la vejiga alcanza este volumen de orina aparece la sensación de ganas de orinar. De la vejiga sale un conducto mucho más corto, la uretra, por donde la orina sale al exterior.

¿QUÉ ES LA ORINA?
¿Sabes que a lo largo del día produces entre medio litro y un litro de orina? La orina es un líquido claro y algo amarillento que se forma en los riñones a partir de la sangre. Los riñones trabajan sin descanso para formar la orina. La orina se almacena en la vejiga y se expulsa al exterior por la uretra. La mayor parte de la orina es agua; el resto está formado por sustancias innecesarias o perjudiciales para nuestro cuerpo. Cuando la vejiga está llena, se contrae y la orina es expulsada al exterior.

¿CÓMO SE FORMA LA ORINA?
La sangre recoge los productos de desecho de las células del organismo. Para que estos productos no se acumulen en tu cuerpo la sangre se limpia continuamente. Igual que el agua de una piscina pasa por una depuradora y sale de ella limpia, la sangre pasa por los riñones para “depurarse”.
¿Sabías que tus riñones limpian toda tu sangre unas 300 veces cada día? En el riñón la sangre se filtra. El riñón filtra la sangre, es decir, se queda con parte del agua y con las sustancias innecesarias o perjudiciales.
La sangre llega a cada riñón por la arteria renal. En el interior del riñón la arteria se divide en arterias cada vez más pequeñas hasta convertirse en unos vasos muy muy pequeños que se llaman capilares. Estos capilares se apelotonan formando ovillos.
¿Pero qué ocurre dentro del riñón? Dentro del riñón hemos dicho que hay muchos tubos muy pequeños. Los tubos y los capilares están muy cercanos unos a otros. El principio de cada tubo abraza los ovillos formados por los capilares. Entonces, parte del agua y de las sustancias de la sangre atraviesan la pared de los capilares y se introducen en estos tubos. El líquido que se ha filtrado empieza a recorrer los tubos. Durante este recorrido una parte vuelve a pasar a la sangre, es decir, se reabsorbe. El resto no regresa y forma la orina.
Todos los tubos llegan dentro del riñón a una pequeña cavidad, la pelvis renal. La pelvis renal se comunica con el uréter que sale del riñón hacia la vejiga.
La sangre ya limpia sale del riñón por la vena renal hacia el corazón. Mientras tanto, la orina desciende por los uréteres y se acumula en la vejiga. Cuando la cantidad de orina almacenada es suficiente, las paredes de la vejiga se contraen y empujan la orina hacia el exterior.

ALGUNAS ENFERMEDADES DEL APARATO EXCRETOR
Los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra pueden enfermar igual que el resto de tu cuerpo. Hay varias señales que alertan de la presencia de algún problema en el aparato excretor. Si al orinar existe escozor o dolor, si la orina tiene un color que no es normal o aparece sangre en la orina, si la cara, las manos o los pies se hinchan se debe consultar al médico.
Las infecciones son relativamente frecuentes. En la vejiga urinaria, las infecciones producen una inflamación que se llama cistitis. Es muy importante que bebas suficiente cantidad de agua todos los días o que evites estar con un bañador mojado mucho tiempo.
¿Has oído alguna vez a alguna persona mayor la expresión “tiene piedras en el riñón”? Bueno, estas piedras se llaman cálculos renales. Los cálculos se forman por diferentes razones. A veces hay demasiada cantidad de ciertas sustancias y estas se acumulan y forman pequeñas piedrecitas. Cuando los cálculos pasan por los conductos de las vías urinarias pueden ser muy dolorosos.
Es frecuente que los médicos quieran que se realice un análisis de orina. Te pedirán que recojas orina en un bote de plástico. Luego, esa orina se analiza en un laboratorio. Los datos que se obtienen sirven para valorar no solo cómo funciona tu aparato excretor, sino cómo funcionan también otros órganos. La presencia de cantidades anormales de las sustancias habituales en la orina o de sustancias que por lo general no aparecen en ella ayuda a conocer cuál es el origen del problema.

¿DÓNDE ESTÁ LA LARINGE?
La laringe es el órgano de la fonación. Está situado en la parte media del cuello, debajo de la lengua. Es un órgano hueco con forma de pirámide triangular invertida. Por arriba se comunica con la faringe, y por debajo, con la tráquea.
En la laringe están las cuerdas vocales, que son cuatro; dos están en la parte superior y otras dos en la inferior. Las dos cuerdas de arriba son planas y se llaman cuerdas vocales falsas. Las dos inferiores reciben el nombre de cuerdas vocales verdaderas. La vibración de este par de cuerdas, provocada por el aire que sale de los pulmones, determina la formación de sonidos.

¿QUÉ ES LA VOZ Y CÓMO SE PRODUCE?
La voz es el sonido que producen las cuerdas vocales al vibrar. Al espirar, el aire que se expulsa de los pulmones pasa por los bronquios, después, por la tráquea y, finalmente, llega a la laringe. Cuando las cuerdas vocales se tensan, el aire las hace vibrar y se originan sonidos.
El tono se controla de forma voluntaria por medio de músculos. Las cuerdas se relajan y alargan para emitir tonos bajos (graves), o se acortan y tensan para emitir tonos altos (agudos).
Cuando estos sonidos llegan a la boca, se modifican por el movimiento de los labios, la lengua, el velo del paladar y el maxilar inferior. De esta manera, se producen los diferentes sonidos que utilizamos al hablar.
El cambio de la voz en los chicos: la muda
En los chicos, durante la etapa de la pubertad, la laringe aumenta mucho de tamaño, y se producen cambios en el timbre de la voz. La voz se hace más grave. Este cambio de un timbre de voz a otro durante la pubertad se llama muda.

¿CÓMO ES LA NARIZ?
Si palpas tu nariz de arriba a abajo con los dedos notarás que la parte de arriba es más dura, estás tocando los huesos nasales. El resto de la nariz es más blanda, está formada por cartílago. ¡Pero la nariz no es solo lo que vemos por fuera!
Tu nariz tiene dos agujeros, los orificios nasales. Seguro que alguna vez has hurgado con el dedo en la nariz y has comprobado como estos orificios se continúan hacia dentro con dos cavidades. Estas cavidades se llaman fosas nasales. Las fosas nasales están separadas por una pared, el tabique nasal.
La nariz se comunica por detrás con la boca. El fondo de cada cavidad no está cerrado y se continúa con otra cavidad, la nasofaringe. La nasofaringe se une hacia abajo con la orofaringe, en la parte de atrás de la boca.
¿Sabías que tu nariz produce cada día alrededor de medio litro de líquido? Mientras que la zona de los orificios nasales está cubierta de piel con pelos, las fosas nasales están recubiertas por una mucosa de color rojizo, la mucosa nasal. La mucosa nasal tiene células y glándulas que fabrican moco. El moco es empujado hacia atrás, hacia la nasofaringe, por las células de la mucosa.
En la zona del techo de las cavidades nasales hay una mucosa especial, más gruesa, de color amarillento. Esta zona de la mucosa nasal se llama región olfatoria. En la región olfatoria existen unas células, las células olfatorias, que son capaces de captar los olores. La mucosa de la región olfatoria es el órgano del olfato.
LA RESPIRACIÓN
Por la nariz entra y sale el aire que respiras. El aire entra por los orificios nasales y las partículas que flotan en él, como el polvo, quedan atrapadas entre el pelo de la zona de los orificios nasales y el moco de las cavidades. La nariz calienta, humedece y limpia el aire que llega a los pulmones.

EL OLFATO
¿Cuántas veces has adivinado lo que había para comer solo con olerlo? Gracias al sentido del olfato somos capaces de distinguir un gran número de olores. El órgano del olfato está en las células olfatorias de la región olfatoria de la mucosa de la nariz. Desde aquí se envía información al cerebro sobre los olores por el nervio olfatorio. Las células olfatorias no son iguales, cada una percibe un olor básico determinado. El sentido del olfato está muy relacionado con el del gusto.
El olfato es muy importante, no solo te permite disfrutar de los olores agradables sino que también te advierte de la presencia de un posible peligro. El olor de un alimento en mal estado, de un escape de gas o del fuego puede ayudarte.

¿QUÉ LE OCURRE A MI NARIZ?
¡Seguro que alguna vez has sufrido un catarro! Tu nariz se llena de mocos, te cuesta más respirar y estornudas. Estos procesos catarrales son frecuentes y suelen deberse a infecciones producidas por virus. A veces, estos síntomas se deben a una alergia. Otras veces, forman parte de enfermedades que afectan a todo tu cuerpo, como la gripe. En algunas personas el sentido del olfato está alterado; la ausencia de olfato se llama anosmia.

¿PARA QUÉ SIRVE LA PIEL?
Cierra los ojos y palpa con tus manos todo lo que está a tu alrededor. A través de la piel nos relacionamos con el mundo exterior. ¡A veces no nos damos cuenta de la gran cantidad de información que recibimos a través de la piel!
La piel es una cubierta que separa el interior de tu cuerpo del exterior; actúa como una barrera. Esta barrera te protege de pequeños golpes o de los microorganismos y las sustancias que pueden dañar tu organismo. La piel te defiende.
Aunque es una barrera, la piel te permite relacionarte con el mundo que te rodea. La piel te permite recibir sensaciones: decir si algo está frío o caliente, si un objeto es liso o rugoso o si sientes dolor cuando te haces daño.
La piel ayuda también a mantener la temperatura de tu cuerpo. En la piel hay muchos vasos sanguíneos. Si tu cuerpo necesita perder calor estos vasos sanguíneos se dilatan, la cantidad de sangre que llega es mayor y el calor se pierde con facilidad a través de la piel. Por el contrario, si tu cuerpo necesita conservar su calor los vasos sanguíneos se estrechan, el volumen de sangre que llega es mucho menor y se desprende menos calor. ¡Cuando sudas también pierdes calor! Las glándulas del sudor que están en la piel eliminan calor y algunas sustancias perjudiciales.
En la piel se produce también vitamina D. Esta vitamina se forma con ayuda de la luz del Sol. La vitamina D es muy importante para que tus huesos reciban el calcio de los alimentos y se fortalezcan.
Cada color de piel es distinto. En la piel existen unas células que producen una sustancia que se llama melanina. Según la cantidad de melanina de tu piel tu color será más pálido o más oscuro. Cuanta más cantidad de melanina tengas, más oscuro será el color de tu piel. Esta cantidad depende de la exposición al Sol y sobre todo de la herencia.

¿DE QUE ESTÁ FORMADA LA PIEL?
Todo tu cuerpo, desde la punta de tus pies hasta tu cabeza, está recubierto por piel. Observa ahora el dibujo de un corte de la piel y verás dos zonas diferentes, dos capas, una encima de otra. La capa de arriba está en contacto con el aire, es la más externa y se llama epidermis. Debajo está la dermis, una capa más interna que está en contacto con el interior de tu cuerpo.
¿Sabías que el simple roce de tu piel con la ropa desprende un número asombroso de células? La epidermis está formada por varias capas de células. Abajo en la primera fila, en contacto con la dermis hay una capa de células que están vivas y que se multiplican sin parar. Según vamos hacia arriba las células cada vez son más delgadas y más duras y al final mueren y se desprenden de la piel. Al desprenderse arrastran los gérmenes y limpian la piel.
¿Te has fijado alguna vez que si arañas con suavidad la piel no sangra? Pues bien, esto se debe a que a la epidermis no llegan los vasos sanguíneos. Algunas zonas de la epidermis forman las uñas. En la epidermis existen también las células que producen melanina, la sustancia que da color a tu piel.
¡La dermis, es un poco más complicada! Aquí sí llegan vasos sanguíneos y terminan muchos nervios que transmiten sensaciones al cerebro. En la dermis existen distintos tipos de terminaciones nerviosas que llamamos receptores sensoriales. Unos receptores reciben información sobre la temperatura, otros sobre el dolor y otros nos permiten distinguir la textura de los objetos. En la dermis están también las glándulas del sudor y las glándulas sebáceas. Las glándulas del sudor salen al exterior por unos orificios que llamamos poros. Las glándulas sebáceas producen grasa que proporcionan humedad y elasticidad a tu piel.
¿Pero dónde está el pelo? La epidermis se mete dentro de la dermis para formar un saco donde está la raíz del pelo.

¿QUÉ LE OCURRE A MI PIEL?
La piel está expuesta a muchos agentes externos como el Sol, los gérmenes o sustancias dañinas. Puede sufrir quemaduras, cortes, irritarse, padecer infecciones por bacterias, virus u hongos, o estar afectada por enfermedades que afectan a todo el cuerpo.
¿Quién no ha visto alguna vez una verruga o un papiloma? Las dos son un ejemplo de infección de la piel por un virus. ¿Has oído alguna vez hablar del pie de atleta? Es una infección por hongos que aparece a veces al andar descalzo en suelos mojados, como los de las piscinas. En las alergias, la piel se irrita al estar en contacto con algunos tejidos o materiales. Otras alergias aparecen a causa de algunos alimentos o medicinas. En algunas enfermedades generales, como la varicela o el sarampión, aparecen en la piel manchas o pequeños granitos.
¡Podemos hacer muchas cosas por nuestra piel! La higiene, el uso de cremas y ropas adecuadas para protegernos del Sol o secarnos bien después de bañarnos son medidas sencillas que ayudan a cuidar nuestra piel.

¿QUÉ SIGNIFICA REPRODUCIRSE?
Tal vez te parezcas a tus padres, o quizá no; pero tu cuerpo tiene las mismas partes y los mismos órganos que ellos. Además, tu corazón se parece al corazón del resto de las personas. Tú perteneces a la especie humana.
Reproducirse significa engendrar y formar otros seres con las mismas características de una determinada especie; en el caso de los hombres y las mujeres, otros seres humanos. Nosotros somos capaces de tener descendencia; es decir, podemos reproducirnos.

LAS CÉLULAS SEXUALES
Cada uno de nosotros es el resultado de la unión de dos células un poco especiales, las llamadas células sexuales o gametos. Una procede del hombre; la otra, de la mujer. Para formar un nuevo ser, estas células tienen que encontrarse y unirse dentro del cuerpo de la mujer. De su unión nacen los millones de células que forman nuestros cuerpos.
Las células sexuales se encuentran en el interior de los órganos del aparato reproductor. Las del hombre y las de la mujer son diferentes. La célula sexual del hombre se llama espermatozoide; la de la mujer es el óvulo.
Los espermatozoides son las células sexuales masculinas y se forman dentro de los testículos. Tienen dos partes: una cabeza y una cola, que les permite moverse, y son más pequeños que las células sexuales de la mujer.
Los óvulos son las células sexuales femeninas. Están en los ovarios y su forma es redondeada. ¿Sabías que en cada ovario hay, al nacer, alrededor de 400.000 óvulos? Estos permanecen como dormidos hasta que llega la pubertad, y, con el tiempo, esta cantidad va disminuyendo.
Para poder entender cómo se produce la unión del óvulo y el espermatozoide, es necesario que sepas cómo funciona cada aparato reproductor, el masculino y el femenino.

¿CÓMO FUNCIONA EL APARATO REPRODUCTOR DEL HOMBRE?
A partir de la pubertad, los espermatozoides empiezan a madurar. Para poder unirse a los óvulos de la mujer, es necesario que salgan del cuerpo del hombre. Lo hacen a través del pene, junto con los líquidos de la próstata y de la vesícula seminal. Esta sustancia que se expulsa a través del pene se llama semen, y su salida al exterior recibe el nombre de eyaculación.

¿CÓMO FUNCIONA EL APARATO REPRODUCTOR DE LA MUJER?
En la mujer, a partir de la pubertad, se produce la maduración de un óvulo cada mes, y este óvulo ya maduro sale del ovario. Esto es lo que se conoce por ciclo ovárico. Además, también mensualmente, se producen cambios en el útero, por el llamado ciclo menstrual. Estos cambios en el útero y en el ovario reciben el nombre de ‘ciclos’ porque se repiten todos los meses, y duran, aproximadamente, 28 días.
Como hemos dicho, cada mes, un óvulo madura en el ovario. Durante este tiempo de maduración, las paredes del útero aumentan de grosor, preparándose para recibir el óvulo en caso de que sea fecundado. Hacia la mitad del ciclo, el día 14, el óvulo sale del ovario y es recogido por la trompa. Después, el óvulo recorre la trompa y llega al útero.
Si en su recorrido por la trompa el óvulo no se une a un espermatozoide, es decir, si no es fecundado, el útero elimina el recubrimiento que había creado en sus paredes, desprendiéndolo. Posteriormente, lo expulsará, junto con el óvulo, en forma de un pequeño sangrado, a través de la vagina.
Este pequeño sangrado es la menstruación, que también se conoce con los nombres de regla y periodo, y suele durar de tres a cinco días.

LA FECUNDACIÓN
¿Cuántas veces te has preguntado cómo se forma un bebé? Para que el ser humano pueda reproducirse, es necesario que se produzca la fecundación. La fecundación es la unión de dos células sexuales, una del hombre y otra de la mujer; es decir, de un óvulo y un espermatozoide. La unión de estas células da origen a otra nueva, llamada huevo o cigoto.
A partir del cigoto, se crean millones de células nuevas, y durante unos nueve meses se formará, poco a poco, el cuerpo del futuro bebé.
Pero ¿cómo se produce esta unión? Para que las dos células sexuales puedan encontrarse, el hombre tiene que introducir sus espermatozoides en el cuerpo de la mujer.
Como hemos dicho antes, los espermatozoides “nadan” en el semen, por lo que el hombre tendrá que depositar este semen en la vagina de la mujer.
¡Imagina muchos espermatozoides que van a encontrarse con un óvulo! Los espermatozoides comienzan la carrera en el interior del cuerpo de la mujer. No todos alcanzarán la meta, algunos se quedarán por el camino, y aunque varios de ellos consigan encontrarse con el óvulo, solo uno lo fecundará.
En su camino, los espermatozoides, que son capaces de moverse, empiezan a ascender desde la vagina en busca del óvulo. Llegan a una gran sala, el útero, y después entran por un túnel, las trompas.
Por otro lado, uno de los ovarios expulsa el óvulo, que es recogido por una de las trompas. Aunque el óvulo no puede moverse, los movimientos de la trompa hacen que éste descienda por ella.
Así, el óvulo y los espermatozoides han llegado al mismo lugar, a las trompas. ¡Por fin se encuentran! Los espermatozoides rodean el óvulo, pero solo uno penetra en su interior. El óvulo, de este modo, se une al espermatozoide. ¡Se ha producido la fecundación!
Como hemos dicho, de esta unión nace el cigoto, que inmediatamente empieza a multiplicarse y desciende hasta el útero. Allí se fijará a sus paredes para desarrollarse. Comienza así el embarazo, y durante los nueve meses siguientes se formará un nuevo ser.

¿POR QUÉ SOY UN NIÑO O SOY UNA NIÑA?
Las células sexuales pueden ser de dos tipos: X o Y. Los óvulos siempre son X; los espermatozoides pueden ser X o Y. Si el espermatozoide que se une con el óvulo es X, la nueva célula será XX. Esto significa que el nuevo bebé será una niña. Si por el contrario el espermatozoide es Y, la nueva célula será XY. Esto significa que el nuevo bebé será un niño.

¿CÓMO SON TUS PULMONES Y DÓNDE ESTÁN?
Tus pulmones se parecen a dos esponjas grandes de color rosa. Los pulmones están en el tórax, dentro de la cavidad torácica. La cavidad torácica está rodeada por los huesos de las costillas. Las costillas forman una especie de jaula, que recibe el nombre de caja torácica, en cuyo interior, además de los pulmones, está el corazón. Como veremos después, tus pulmones y tu corazón trabajan juntos para ayudarte a respirar.
Uno de tus pulmones se encuentra situado en el lado izquierdo de la cavidad torácica y el otro en el derecho. Tu corazón está colocado aproximadamente entre ambos. Entre las costillas hay unos músculos fuertes, los músculos intercostales. En el suelo de la caja torácica existe un músculo muy potente, el diafragma.
Cada vez que tomas aire del exterior, tus pulmones se llenan y se inflan como balones. Cuando introduces aire en tus pulmones inspiras. Cuando expulsas aire para vaciar tus pulmones espiras.
Cuando tu pecho se hincha, es decir, cuando inspiras, tus pulmones se inflan y el diafragma se desplaza un poquito hacia abajo. De esta manera los pulmones pueden alargarse. Al mismo tiempo, tus músculos intercostales también se estiran y agrandan tu caja torácica. Tus pulmones tienen espacio para hincharse.
Cuando expulsas el aire hacia fuera ocurre lo contrario. Tus pulmones se vacían, y tu diafragma y los músculos intercostales se relajan y vuelven a la posición que tenían al principio.
Sorprendentemente, el tipo de aire que inspiras es diferente del tipo de aire que espiras. Esto se debe a que al respirar se producen cambios muy complicados dentro de tu cuerpo.

¿CUÁNTO AIRE PUEDES INTRODUCIR DENTRO DE TU CUERPO?
Cuando corres notas que el tórax se mueve mucho más rápido que cuando estás sentado. Esto se debe a que tus pulmones tienen que trabajar más duramente y necesitas tomar más aire de lo normal. Un adulto sano puede utilizar de 3.500 a 5.000 mililitros de aire cuando está haciendo ejercicio. ¡Cuando está sentado esta cifra disminuye aproximadamente a solo 150 o 200 mililitros! Tus pulmones son elásticos y saben cómo expandirse.

¿QUÉ OCURRE CON EL AIRE DENTRO DE TU CUERPO?
Acabamos de descubrir que cuando respiramos tomamos aire del exterior. El aire puede entrar en tu cuerpo a través de la nariz o de la boca. Desde aquí, viaja por un tubo que va desde la parte posterior de tu garganta hasta los pulmones. Este tubo se llama tráquea. Antes de entrar en los pulmones la tráquea se divide en dos tubos más pequeños, los bronquios. Cada bronquio se divide a su vez, dentro de los pulmones, en otros más pequeños. Por su parecido a las ramas de un árbol recibe el nombre de árbol bronquial. Para hacerte una idea, imagina los bronquios dentro de tus pulmones como dos árboles colocados hacia abajo con las ramas más grandes dividiéndose en ramas más pequeñas y estas a su vez en ramitas que se dividen de nuevo en otras más pequeñas. Al final, los tubos son realmente muy finos y estrechos. Estos tubitos tan estrechos se llaman bronquiolos y terminan en unos sacos diminutos llenos de aire que se denominan alveolos. Si pudieras extender las paredes de todos los alveolos de tus pulmones, estos cubrirían una superficie de cerca de 93 metros cuadrados. ¡Casi el tamaño de media pista de tenis!
¡En el alveolo es donde termina la primera parte del viaje y donde empieza la magia! Dentro del alveolo el aire empieza realmente a trabajar y su trabajo es mantenerte vivo.

¿QUÉ ES EXACTAMENTE EL AIRE Y POR QUÉ TU CUERPO LO NECESITA?
Tú respiras probablemente unas 20 veces cada minuto. Si juegas o corres muy intensamente puedes llegar a respirar hasta 80 veces por minuto. Pero, ¿qué está pasando dentro de tu cuerpo con todo este aire?
¡Aquí es donde sucede algo un poco más difícil de entender! Cuando hablamos de aire estamos hablando de una mezcla de varios gases. El aire que inspiras está formado sobre todo por dos gases invisibles llamados oxígeno y nitrógeno, y por un tercero que existe en una cantidad muy pequeña y que recibe el nombre de dióxido de carbono. Tu cuerpo necesita el oxígeno del aire para poder funcionar. Cuanto más rápido te mueves, tu cuerpo trabaja más y necesita más oxígeno.

¿QUÉ OCURRE CUANDO EL OXÍGENO LLEGA A LA SANGRE?
Aquí es donde el corazón y la sangre que bombea entran a formar parte de este mágico proceso. Recuerda que el aire que respiras ha realizado un viaje increíble hasta alcanzar los alveolos que están en el interior de tus pulmones. Existen cerca de 700 millones de alveolos. Casi pegados a cada alveolo están los capilares sanguíneos. Los capilares sanguíneos son los tubos más pequeños que transportan sangre en tu cuerpo. Entre los alveolos y los capilares sanguíneos se produce un intercambio de gases.
Debido a que las paredes de los capilares y de los alveolos son muy delgadas y muy finas, el aire de tu alveolo puede salir y pasar a la sangre de tus capilares mediante un proceso que se llama difusión. ¡El aire pasa literalmente a través de las paredes! El oxígeno, uno de los gases que hay en el aire del alveolo, atraviesa la pared del alveolo y se queda en la sangre de los capilares sanguíneos. A su vez, en la sangre hay dióxido de carbono que tu cuerpo necesita eliminar. De modo que, inteligentemente, tu cuerpo encuentra una forma de deshacerse del dióxido de carbono. Lo envía hacia el alveolo. Allí, junto con los otros gases que forman el aire, el dióxido de carbono realiza el camino de vuelta hacia el exterior. Primero recorre los bronquios y después asciende por la tráquea, para por fin salir del cuerpo cuando se expulsa el aire al respirar. De este modo, tu cuerpo se ha deshecho del dióxido de carbono que no deseaba. Al mismo tiempo, la sangre de los capilares sanguíneos, que ahora es rica en oxígeno, vuelve hacia el corazón. Tu corazón bombea esta sangre hacia todas las células de tu cuerpo, que de esta manera reciben el oxígeno que necesitan para vivir.
El proceso se repite cada vez que respiras. ¡Es increíble pensar que tienes 700 millones de alveolos que están intercambiando oxígeno con los capilares sanguíneos unas 20 veces por minuto durante toda tu vida! Solo hay una palabra que describe todo este magnífico proceso, respiración.

ENFERMEDADES DEL PULMÓN
Como ya hemos visto, el tamaño de los pulmones es grande y su trabajo es difícil y además tremendamente duro. Es muy importante que cuidemos nuestros pulmones y los tratemos bien.
Existen algunas enfermedades que pueden afectar a tus pulmones. Cuando se toma aire para respirar, los microorganismos pueden entrar en los pulmones. Algunos de estos microorganismos, como ciertos virus y bacterias, producen enfermedades como la tuberculosis y la neumonía; estas enfermedades no son muy frecuentes y suelen afectar a personas mayores haciendo que su respiración sea difícil.
Algunos niños pueden padecer una enfermedad pulmonar que se llama asma. En el asma, la respiración es también difícil porque el bronquio se cierra. Es frecuente que los bronquios se cierren debido a una alergia. Los niños que padecen asma a veces respiran con dificultad y al respirar emiten un sonido parecido a un silbido. A veces, pueden estar un rato tosiendo mientras sus pulmones intentan eliminar lo que les está irritando.
Otras enfermedades del pulmón en las que se afectan los bronquios son la bronquitis y el enfisema.
Algunos adultos sufren enfermedades pulmonares debido al trabajo que realizan. En el pasado, muchas personas que trabajaban como mineros inhalaron polvo del carbón. En algunas fábricas, los trabajadores inhalaron polvo de asbesto o de algodón. Muchos de estos trabajadores enfermaron por las partículas invisibles de polvo que habían respirado y que se habían depositado en sus pulmones.
Hoy en día, el riesgo más importante para los pulmones sanos es el tabaco. Fumar puede causar una enfermedad llamada cáncer de pulmón que está producida por las sustancias químicas que existen en los cigarrillos. Cuando las sustancias químicas se inhalan, viajan hasta los alveolos y afectan a sus delicadas paredes. Cuando las células pulmonares se dañan, sus funciones se alteran y pueden multiplicarse sin control y formar un tumor. La presencia de un tumor hace que la persona no pueda respirar adecuadamente. Como hemos visto, en el cuerpo existe una estrecha relación entre el aire que circula —el sistema respiratorio— y la sangre —el sistema circulatorio, lo que significa que el corazón de los fumadores corre también el riesgo de ser afectado por el tabaco.

LOS ELEMENTOS QUE FORMAN LAS ARTICULACIONES
Si observas una marioneta, te darás cuenta de que cada brazo y cada pierna están formados por varias piezas. Estas piezas están unidas al tronco y entre sí por un cordón o una goma, de modo que, al tirar de los hilos, se doblan unas sobre otras y se mueven. Los huesos de nuestro esqueleto también están unidos entre sí. Pero, ¿qué es lo que los une?
En cada articulación, además de los extremos de dos huesos, existen elementos que mantienen unidos estos huesos y que, como en una marioneta, impiden que se separen demasiado o que, al moverse, choquen al deslizarse uno sobre otro. Algunas de las estructuras que mantienen los huesos unidos son:
Los ligamentos. Son como cordones o láminas muy resistentes de color blanco, que se extienden de un hueso a otro e impiden que estos se separen.
El cartílago articular. Es como una pequeña almohada elástica que recubre parte del extremo de los huesos que forman la articulación. Este cartílago permite que ambos extremos se deslicen con suavidad y evita que se desgasten.
La cápsula articular. Los extremos de los huesos están recubiertos por una membrana que los envuelve y que evita que se separen. Esta membrana se llama cápsula articular. En el interior de esta cápsula queda una cavidad, llamada cavidad articular, en la que se localizan los extremos de los huesos, cubiertos por el cartílago articular. Dentro de esta cavidad hay un líquido, el líquido sinovial, que sirve para alimentar al cartílago articular y favorecer el deslizamiento de las superficies articulares.

LOS TIPOS DE ARTICULACIONES
La articulación del hombro, es decir, la unión del húmero con el omóplato, permite que tu brazo se mueva hacia arriba, hacia abajo, hacia delante, hacia atrás y hacia los lados. Los movimientos de esta articulación son muy amplios y en todas las direcciones. En la articulación de la cadera, la unión de la pelvis con el fémur, ocurre lo mismo, tu pierna tiene una enorme amplitud de movimientos. Sin embargo, no todos los huesos que se unen pueden moverse en todas direcciones. Estos pueden articularse de tres formas distintas:
Articulaciones móviles. Permiten que los huesos puedan realizar grandes movimientos. El hombro, las caderas o las rodillas son ejemplos de articulaciones móviles.
Articulaciones semimóviles. Los cuerpos de las vértebras se unen entre sí de forma que sus movimientos no son muy amplios. En este tipo de articulaciones los huesos se unen de forma que solo pueden realizar pequeños movimientos.
Articulaciones inmóviles o fijas. Los huesos de la cabeza, que forman la caja del cráneo, se unen como si estuviesen ‘pegados’. En las articulaciones inmóviles los huesos están firmemente unidos y no pueden moverse.

¿QUÉ LE OCURRE A MIS ARTICULACIONES?
¿Has oído hablar de los esguinces? A veces, una caída o un movimiento muy forzado producen un estiramiento exagerado de los ligamentos o de la cápsula articular. Entonces se produce dolor, y la articulación se hincha. Por lo general, para recuperarse, suele ser suficiente inmovilizar o dejar en reposo la articulación.
A veces, el daño sobre la articulación es mayor. La cápsula o los ligamentos se rompen o el estiramiento es muy importante. Esto da lugar a una separación anormal de los extremos de los huesos que forman la articulación o incluso a que uno de los extremos se salga de la articulación. Cuando esto ocurre, decimos que hay una luxación. En este caso, será necesario recolocar los huesos e inmovilizar la articulación.

LAS PRIMERAS BARRERAS DE DEFENSA
El enemigo intenta penetrar en el castillo; las murallas que lo rodean y los soldados tratan de impedirlo. Igual que un castillo, tu cuerpo dispone de una primera línea de defensa formada por barreras y sustancias que detienen a los invasores.
La piel es una cubierta que separa el interior de tu cuerpo del ambiente exterior. Es como una muralla que lo defiende y protege. Además, el sudor y otras sustancias presentes en la superficie de la piel ayudan a impedir que microorganismos o sustancias extrañas puedan penetrar y dañar tu organismo.
Los enemigos buscan otras puertas por donde penetrar. La nariz, la boca o los ojos pueden ser accesos de entrada de sustancias dañinas o microorganismos. Sin embargo, también aquí hay barreras que los detienen.
El moco que producen las células que recubren tu nariz, la tráquea y los bronquios, limpia el aire que respiras. En él hay sustancias que matan los microorganismos. Al toser o estornudar se expulsa el moco al exterior.
La saliva que se produce en tu boca también tiene sustancias que actúan sobre los gérmenes o las sustancias dañinas. Si los microorganismos burlan tus defensas y consiguen llegar a tu estómago, los jugos ácidos acabarán allí con la mayoría de ellos.
Las lágrimas limpian tus ojos y contienen sustancias que también combaten los gérmenes.

EL EJÉRCITO DE CÉLULAS QUE DEFIENDEN TU CUERPO
Se ha derribado la puerta de entrada al castillo. El enemigo penetra en su interior. Un gran número de soldados acuden con rapidez para combatirlos.
Si a pesar de las primeras barreras de defensa, los gérmenes consiguen penetrar en tu organismo, tu cuerpo cuenta con células capaces de defenderte.
Conozcamos algunos de los elementos que defienden nuestro organismo: los leucocitos o glóbulos blancos. Los leucocitos son células de la sangre. Se forman en el interior de algunos huesos, en el timo, en el bazo y en los ganglios linfáticos, y después pasan a la sangre. Existen varios tipos de leucocitos, aunque aquí solo vamos a hablar de tres, los neutrófilos, los monocitos y los linfocitos. Los neutrófilos y los monocitos acuden y combaten a los microorganismos con mucha rapidez. Los linfocitos B y T son más especializados y actúan más despacio.
Cuando los microorganismos invaden un tejido, las células de tu cuerpo son atacadas y dañadas por los gérmenes. A continuación, se producen ‘señales’ que atraen a los leucocitos a este lugar. Los neutrófilos y los monocitos abandonan la sangre y penetran en los tejidos capturando y destruyendo los gérmenes, las sustancias extrañas o las células muertas. Cuando los monocitos abandonan la sangre y penetran en los tejidos reciben el nombre de macrófagos.
En la sangre existen otros leucocitos, los linfocitos B y T, cuya respuesta a la invasión es más lenta. Cada linfocito actúa solo sobre un microorganismo o sustancia extraña determinada.
Cuando un linfocito T reconoce una sustancia extraña o un microorganismo, se multiplica para formar más linfocitos T que ataquen a este invasor. Al entrar en contacto con el enemigo, estos linfocitos liberan unas sustancias que los destruyen. Otra misión de los linfocitos T es alertar a los linfocitos B de esta invasión.
Los linfocitos B van a producir unas proteínas llamadas anticuerpos. Estos anticuerpos se unen a los microorganismos o a las sustancias extrañas y los destruyen o los marcan para que otras células los eliminen. Cada anticuerpo actúa sobre un microorganismo o una sustancia extraña determinada.
Cuando un germen invade por primera vez tu cuerpo, se producen anticuerpos contra él. La información necesaria para crear estos anticuerpos se guarda en la ‘memoria’ de algunos linfocitos, de manera que ante una nueva infección los anticuerpos se producen con mucha rapidez.

¿QUÉ ES EL SISTEMA INMUNOLÓGICO?
El sistema inmunológico o sistema inmunitario es el nombre que reciben todos los mecanismos de defensa que hemos descrito. El sistema inmunológico defiende tu cuerpo de la invasión de microorganismos o sustancias extrañas que pueden causar alguna enfermedad.

¿QUÉ OCURRE CUANDO LAS DEFENSAS FUNCIONAN MAL?
Hay varias enfermedades que afectan a los mecanismos de defensa de tu cuerpo. Estas enfermedades pueden hacer que tus defensas sean más débiles y que tu organismo pueda ser atacado por gérmenes o sustancias extrañas con más facilidad.
Por ejemplo, en el SIDA o síndrome de inmunodeficiencia adquirida, un virus, el VIH, ataca un tipo de linfocitos T. Estos linfocitos no pueden defender nuestro organismo, y la persona sufre la invasión de gérmenes a los que antes podía vencer y contra los que ahora no puede hacer nada.

¿CÓMO SE MANIFIESTAN LAS ENFERMEDADES?
Tu cuerpo tiene su propio lenguaje y, cuando enferma, se producen ‘señales’ que nos advierten de lo que está sucediendo. Estornudar, tener frío, dolor o vomitar son formas que tiene tu cuerpo de decir que algo no funciona, que está enfermo. Estas ‘señales’ se llaman síntomas y signos.
Los síntomas son los cambios o alteraciones que percibe la persona enferma, como el dolor, las ganas de vomitar, los picores o el mareo. Los signos son las alteraciones que pueden ser percibidas por otras personas, como la presencia de una erupción, la fiebre, la alteración del color de la piel, una parálisis o un sangrado.
Los síntomas y los signos son la forma que tienen las enfermedades de manifestarse.

TIPOS DE ENFERMEDADES
¿Has oído alguna vez decir que muchas enfermedades están producidas por pequeños bichitos invisibles? Son las enfermedades infecciosas, que están causadas por microorganismos y que pueden contagiarse, es decir, pasar de una persona a otra.
Por el contrario, las enfermedades no infecciosas no se contagian. La herencia, la dieta o el consumo de sustancias tóxicas son algunas de las causas de estas enfermedades.
Además, las enfermedades pueden afectar a diferentes partes de tu cuerpo. Por eso también hablamos de enfermedades del corazón, del aparato digestivo, de la piel, de tus huesos o, por ejemplo, de tus ojos.

LAS CAUSAS DE LAS ENFERMEDADES
Existen muchas causas que pueden hacernos enfermar. Por ejemplo, el envejecimiento hace que las células y los tejidos que forman nuestro cuerpo se deterioren. Algunos órganos o sistemas dejan de funcionar bien, y nuestro organismo enferma. Nuestro corazón no es tan fuerte, las arterias se endurecen o los huesos se debilitan.
Si, además, el cuerpo recibe sustancias que lo dañan poco a poco, como los tóxicos ambientales, el alcohol, las drogas o el tabaco, el deterioro de algunos de los órganos o sistemas es más rápido. Si una persona fuma, sus pulmones sufren, y si bebe alcohol, su hígado se estropea. Otro tipo de drogas y venenos lesionan muchos órganos y pueden afectar al cerebro.
A veces, sin que conozcamos el porqué, alguna célula se descontrola y se multiplica sin parar. Se produce la enfermedad que llamamos cáncer.
El medio que nos rodea puede ser la causa de alergias y accidentes. Además, en el mundo viven pequeños seres que no podemos ver, microorganismos, como los virus o las bacterias, que están en el agua, en el aire o en la tierra. Algunos pueden entrar en nuestro cuerpo y hacerle enfermar.
Nuestra forma de vida, la falta de ejercicio, dormir poco o la alimentación insuficiente pueden producir enfermedades. Hay otras que se heredan de los padres; son las enfermedades hereditarias.

¿CÓMO LUCHAMOS CONTRA LAS ENFERMEDADES?
A lo largo de la historia, los seres humanos han buscado remedios para luchar contra las enfermedades. Hoy en día, los avances en medicina son muy importantes. Aunque contamos con muchos medios para prevenir y curar numerosas enfermedades, todavía desconocemos cómo tratar muchas otras.
Para luchar contra las enfermedades disponemos de medicamentos. Algunos curan, mientras que otros solo alivian los síntomas. La mayoría de las enfermedades infecciosas producidas por bacterias pueden curarse con antibióticos; sin embargo, no disponemos casi de medicamentos que destruyan los virus. Otras medicinas se utilizan para aliviar el dolor o, por ejemplo, para bajar la fiebre.
Gracias a la cirugía podemos reparar las partes del cuerpo dañadas o extirpar la zona enferma. Además, contamos con vacunas, que nos hacen fuertes contra algunas enfermedades, y con otras herramientas, como la radiación, que se utiliza contra el cáncer.
También luchamos contra las enfermedades tratando de evitarlas: “prevenir es curar”. Así, por ejemplo, llevar una vida sana, realizar ejercicio habitualmente y alimentarse bien es una buena manera de evitar algunas enfermedades.

¿QUÉ ES EL SISTEMA ENDOCRINO?
El sistema endocrino está formado por un conjunto de glándulas, llamadas glándulas endocrinas, que producen hormonas.
Hay muchas glándulas distintas, y cada una produce hormonas diferentes. Las glándulas endocrinas están repartidas por todo tu organismo. La glándula pituitaria o hipófisis está dentro de tu cabeza, en la zona inferior del cráneo. La glándula tiroides y las paratiroides se encuentran en el cuello. Las glándulas suprarrenales están encima de los riñones. El páncreas se localiza en el abdomen. Los ovarios de la mujer y los testículos del hombre también son glándulas endocrinas.
Además, en el sistema nervioso central está el hipotálamo, que es una parte del cerebro que también produce hormonas.

¿QUÉ SON LAS HORMONAS?
Las hormonas son sustancias que se fabrican dentro de nuestro cuerpo y que activan, desactivan o controlan algunas funciones del organismo. Cada glándula endocrina produce diferentes tipos de hormonas, que después pasan a la sangre.
Las hormonas podrían recordar a piezas de un puzle que viajan por la sangre hasta encontrar el lugar donde encajan. Cada hormona solo encaja con un tipo determinado de células. Estas células se llaman células diana. Pueden estar en un órgano o en un tejido que esté repartido por todo el organismo.
Cuando una hormona encaja con su célula diana, se produce una acción que es propia de esa hormona. El crecimiento de tu cuerpo, la pubertad, la leche de la madre para el recién nacido y otras muchas funciones del organismo son controladas por las hormonas.

¿CÓMO FUNCIONA EL SISTEMA ENDOCRINO?
El funcionamiento de muchas glándulas endocrinas está regulado por el hipotálamo. El hipotálamo funciona como el centro de control donde se producen hormonas o estímulos nerviosos que actúan como ‘señales’ sobre la hipófisis. Cuando la hipófisis recibe estas hormonas, empieza a fabricar otras. Estas hormonas viajan por la sangre y ejercen su acción sobre una glándula endocrina, uno o varios tejidos concretos o sobre los órganos diana.
La regulación de las glándulas endocrinas podría parecerse a los radiadores que se apagan al alcanzar una temperatura determinada. Cuando la cantidad de una hormona es suficiente, se producen ‘señales’ que detienen la producción de esta hormona.

¿QUÉ OCURRE SI EL SISTEMA ENDOCRINO NO FUNCIONA CORRECTAMENTE?
Por distintas razones, alguna glándula endocrina puede funcionar mal. Cuando esto ocurre, esta glándula produce muy poca o mucha cantidad de una o varias hormonas.
Si está alterada la producción de la hormona del crecimiento, la persona puede no crecer lo suficiente o crecer demasiado. Son los casos de enanismo o gigantismo.
Si la producción de las hormonas de la hipófisis que actúan sobre los ovarios o los testículos está alterada, el desarrollo sexual normal propio de la pubertad también se modifica.
La diabetes es una enfermedad que puede estar causada por la producción de muy poca cantidad de una hormona llamada insulina. La insulina se crea en el páncreas. Es una hormona que ayuda a que la glucosa, un azúcar que está en la sangre, entre en las células de todos los tejidos del organismo. Esta glucosa es utilizada por las células como fuente de energía. Si el páncreas produce poca cantidad de insulina, la glucosa no puede entrar en las células, y este azúcar se acumula en la sangre. Las personas con este tipo de diabetes necesitan controlar la cantidad de glucosa en sangre y recibir insulina.

¿QUÉ SON LOS MÚSCULOS?
Todos los movimientos que realiza tu cuerpo se producen gracias a los músculos. Algunos músculos recubren tus huesos y están debajo de la piel. Otros, forman parte de muchos de tus órganos.
¡Cuántas veces con la mano cerrada has doblado con fuerza tu antebrazo sobre tu brazo para enseñar lo fuerte que eres! Si no lo has probado, nunca inténtalo. Observarás como aparece una pequeña elevación sobre tu brazo. Es tu músculo bíceps que se ha contraído. Los músculos están formados por un tejido especial muy elástico. Este tejido permite que los músculos se contraigan y se relajen. Cuando un músculo se contrae se acorta y se hace más grueso. Cuando un músculo se relaja se estira y recupera su posición inicial. ¡Sin la contracción de los músculos no hay movimiento!
¡Te has fijado en los deportistas! La mayoría realiza mucho ejercicio físico. Sus músculos se aprecian debajo de la piel con mucha facilidad. Los músculos crecen al mismo tiempo que tu cuerpo, pero si haces ejercicio aumentan su tamaño.
Todos los músculos reciben vasos sanguíneos que proporcionan oxígeno y alimento a sus células. El trabajo que realizan los músculos consume mucha energía.

EL TEJIDO MUSCULAR
El tejido de tus músculos está formado por células musculares que también se llaman fibras. Cada fibra contiene filamentos especiales que son capaces de contraerse o relajarse. Al contraerse, producen el acortamiento de los músculos. Al relajarse, el músculo se estira y recupera su forma inicial

LOS MÚSCULOS TIENEN FORMAS DISTINTAS
Los músculos puede ser planos, fusiformes u orbiculares.
Los músculos planos son finos y recubren los huesos de la cara, del tórax y del abdomen.
Los músculos fusiformes son los que recubren los huesos de las extremidades. Su forma es alargada y son más gruesos en el centro y más finos en los extremos.
Los músculos orbiculares tienen forma circular y rodean orificios como los ojos o la boca.

MÚSCULOS VOLUNTARIOS Y MÚSCULOS INVOLUNTARIOS
El sistema nervioso controla el movimiento de tus músculos. Los nervios llegan a todos tus músculos. Algunos músculos realizan movimientos porque tú quieres, es decir, es tu cerebro a través de los nervios el que ordena al músculo que se mueva. Si quieres correr, coger un vaso, sonreír o chutar un balón, tu cerebro ordena a tus músculos que realicen estos movimientos. Por lo tanto, estos movimientos son voluntarios y por esta razón estos músculos se llaman músculos voluntarios.
Existe otro tipo de músculos sobre los que tú no ejerces ningún control. Estos músculos forman parte de muchos órganos de tu cuerpo. ¡Tu corazón no late más rápido o más despacio porque tú lo desees! Los movimientos de estos músculos son automáticos y están controlados también por tu sistema nervioso. Estos movimientos son involuntarios y por esta razón esos músculos se llaman músculos involuntarios.

MÚSCULO ESTRIADO, MÚSCULO LISO Y MÚSCULO CARDIACO
Según el tipo de tejido muscular se diferencian tres tipos de músculo: músculo estriado, músculo liso y músculo cardiaco.
¡Aunque tú no lo sepas, cuando te piden que te imagines un músculo siempre piensas en un músculo estriado o esquelético! Estos músculos son los que tocamos y percibimos a través de la piel. El nombre de estriado se debe a que con el microscopio se pueden ver unas zonas claras y otras oscuras que se alternan formando rayas (estrías). Recibe el nombre de esquelético porque la mayoría de estos músculos están unidos a los huesos. Además, los músculos esqueléticos o estriados son también músculos voluntarios. Estos músculos se contraen, es decir se acortan, con mucha rapidez. En resumen, el músculo que imaginas es estriado, esquelético y voluntario.
¡Los músculos lisos no son tan fáciles de imaginar! Forman parte de muchos de tus órganos, como el estómago, el intestino o la vejiga. En la pared de estos órganos hay fibras musculares. En el músculo liso no se aprecian casi estrías. A diferencia del músculo estriado estos músculos son involuntarios. Por lo tanto, el músculo que forma tus órganos es liso e involuntario.
¡El músculo del corazón o músculo cardiaco es una excepción! Solo existe en el corazón y tiene propiedades de los dos anteriores. Está formado por tejido muscular estriado pero, sin embargo, a diferencia del músculo estriado, es involuntario como el músculo liso. Por lo tanto, el músculo cardiaco es estriado e involuntario.


LOS MÚSCULOS ESQUELÉTICOS DE TU CUERPO
Ya hemos dicho que los músculos esqueléticos son estriados y voluntarios. ¡Fíjate en la ilustración! La gran mayoría recubre tus huesos. Algunos terminan en un tendón, una especie de cordón fibroso, que se une al hueso. Otros terminan de forma que sus fibras se unen directamente a los huesos, la piel o las articulaciones.
Tienes músculos esqueléticos por todo tu cuerpo: en la cabeza, el tórax, el abdomen y las extremidades.
Algunos músculos de la cabeza y el cuello. Cuando abres y cierras los párpados estás utilizando los músculos orbiculares de los ojos. Cuando mueves las cejas estás usando el músculo frontal. Cuando masticas necesitas el músculo masetero. Si giras y bajas la cabeza cuando tu hermano pequeño te llama, estás utilizando el músculo esternocleidomastoideo.
Algunos músculos del tórax. Los músculos del tórax protegen la caja torácica y participan en la respiración y en los movimientos de la espalda y de los brazos. Por delante están los músculos pectorales. Cuando subes y bajas los brazos o se elevan las costillas al respirar estás usando estos músculos. En la espalda hay un gran músculo de forma triangular, el músculo trapecio. El músculo trapecio eleva el hombro y tira hacia atrás de la espalda.
El diafragma es un músculo grande y plano que separa el tórax del abdomen. Aumenta el tamaño de la cavidad torácica cuando inspiras. Este músculo es muy importante para respirar.
Algunos músculos del abdomen. Los músculos del abdomen protegen tus órganos abdominales y participan en los movimientos del tronco. Por delante está el músculo recto. El recto es un músculo plano que te permite flexionar el tronco. Los músculos oblicuos también te ayudan a flexionar el tronco.
Algunos músculos de las extremidades superiores. Permiten mover los brazos, los antebrazos y las manos. En el hombro está el músculo deltoides. El deltoides es un músculo muy fuerte que envuelve el hombro. Este músculo permite elevar el brazo y llevarlo hacia delante y hacia atrás. Cuando levantas el brazo y doblas el codo estás utilizando el músculo bíceps. Cuando bajas el brazo y extiendes el codo empleas el músculo tríceps. Por detrás de los antebrazos y de la mano hay músculos extensores de la mano y de los dedos. Por delante están los flexores de la mano y de los dedos.
Algunos músculos de las extremidades inferiores. Permiten mover los muslos, las piernas y los pies. Cuando extiendes la pierna o doblas el muslo sobre el abdomen estás utilizando el músculo cuádriceps. Es un músculo muy potente que está en la parte anterior del muslo. Cuando levantas el talón estás utilizando los gemelos. Igual que en los brazos, en las piernas y los pies hay músculos flexores y extensores del pie y de los dedos.

¿CÓMO PUEDES CUIDAR DE TUS MÚSCULOS?
Tus músculos realizan un trabajo muy duro cada día. Pueden recibir golpes o llevar a cabo esfuerzos excesivos que provocan la rotura de algunas de sus fibras. El ejercicio físico es muy beneficioso para que tus músculos estén fuertes y sanos, sin embargo, es importante entrenar a tus músculos poco a poco para evitar que sufran algún daño. El ejercicio puede aumentar su tamaño. La inactividad prolongada puede disminuir su tamaño y debilitarlos; los músculos se atrofian. En algunas enfermedades, como en ciertas formas de parálisis, la atrofia de los músculos puede ser muy importante

LAS CÉLULAS QUE FORMAN TU CUERPO
Tu cuerpo está formado por millones de células. La célula es la unidad de estructura y función más pequeña de tu cuerpo. No todas las células son iguales; su forma y su estructura dependen de la función que realicen. Cada una de tus células se especializa para desempeñar una tarea determinada. Por esta razón, las células musculares son diferentes de las nerviosas o de las de la piel. Las células se unen y forman tejidos.
LAS CÉLULAS SE AGRUPAN EN TEJIDOS
El siguiente nivel de organización de tu cuerpo son los tejidos. Las células que tienen una estructura similar y desempeñan una misma función se agrupan para formar tejidos. En tu cuerpo hay diferentes tipos de tejidos; los cuatro básicos son:
El tejido muscular. Está formado por la agrupación de células musculares, células alargadas, que son capaces de acortarse o estirarse, es decir, de contraerse o relajarse. Puede ser estriado, liso o cardiaco. El tejido muscular estriado forma los músculos esqueléticos y permite el movimiento de las distintas partes de tu cuerpo, como tus brazos o tus piernas. El tejido muscular liso forma parte de órganos como el estómago o el esófago. El tejido muscular cardiaco solo se encuentra en el corazón.
El tejido epitelial. Es el que cubre y protege todo el exterior y el interior de nuestro organismo. Forma la piel y las membranas que revisten las superficies internas del cuerpo, como el estómago o la vagina. Existen diferentes tipos de tejido epitelial. Puede estar formado por varias capas de células, y su función principal es la protección, así como la absorción y la liberación de distintas sustancias.
El tejido nervioso. Se encuentra distribuido por todo el organismo. Las neuronas, las células nerviosas que forman el tejido nervioso, se comunican entre sí para transmitirse mensajes que llevan información del exterior o del interior de tu cuerpo. También transportan las órdenes que dicta el sistema nervioso.
El tejido conjuntivo o conectivo. Como su nombre indica, conecta y sostiene todos los demás tejidos; es decir, los une y los mantiene juntos. A diferencia del resto de los tejidos, además de estar formado por células, lo componen también otras sustancias, llamadas sustancias intercelulares, que, a veces, son muy resistentes. Existen tipos muy distintos de tejidos conectivos, y su estructura depende de su función. Algunos ejemplos de tejidos conectivos son el hueso, el cartílago o el tejido adiposo.


LOS TEJIDOS SE AGRUPAN EN ÓRGANOS
Los órganos son un nivel superior de organización de tu cuerpo. Cuando los tejidos se agrupan y trabajan de forma coordinada para realizar una misma función, forman un órgano.
Un órgano es una estructura compuesta por tejidos diferentes que desempeñan una función determinada. Tu estómago, tu corazón o tus riñones son órganos. Todos los órganos de tu cuerpo se componen de tejidos.
El esófago, por ejemplo, está formado por la combinación de varios tipos de tejidos que, agrupados, realizan una función determinada. El esófago es un órgano hueco cuyo interior está revestido por tejido epitelial; sus paredes son tejido muscular; el tejido conectivo sirve de sostén a todos estos tejidos, y el nervioso se distribuye por todo el esófago y controla su funcionamiento.


LOS ÓRGANOS SE AGRUPAN EN SISTEMAS O APARATOS
Seguro que ya conoces el sistema muscular, el sistema nervioso, el aparato digestivo o el aparato reproductor. Nos referimos a sistemas o aparatos cuando varios órganos se coordinan para realizar una función más general.
Tu cuerpo está formado por un conjunto de sistemas y aparatos, gobernados por el sistema nervioso, que permiten que funcione como un todo y realice las funciones vitales necesarias para la vida.
El sistema circulatorio se encarga de transportar el oxígeno y el alimento que tus células necesitan, así como sus productos de desecho. El sistema nervioso controla las funciones de tu organismo. El sistema esquelético sostiene tu cuerpo y protege los órganos internos. El sistema muscular hace posible los movimientos y la función de muchos órganos. El sistema inmunitario nos defiende de las infecciones o de sustancias perjudiciales. El sistema endocrino produce unas sustancias químicas llamadas hormonas, que influyen y regulan diversas actividades, como el metabolismo y el crecimiento. El aparato digestivo transforma los alimentos para obtener los nutrientes que nuestro cuerpo necesita. El aparato excretor elimina las sustancias nocivas o inútiles. El aparato respiratorio capta el oxígeno del aire que las células necesitan para vivir y elimina el dióxido de carbono. El aparato reproductor nos permite tener descendencia, y la piel protege y cubre toda la superficie de tu cuerpo. Gracias a la coordinación de estos sistemas o aparatos nuestro cuerpo es capaz de realizar las funciones vitales necesarias para estar vivo.


¿QUÉ ES LA SANGRE?
Cuando te das un golpe fuerte en la nariz o te haces una herida sale sangre. La sangre es un líquido de color rojo que siempre está en movimiento. Si miraras una gota de sangre con un microscopio te darías cuenta de que no solo es un líquido, sino que en él “nadan” también otras muchas cosas.
Un poco más de la mitad de la sangre está formada por un líquido claro, de color amarillento, que se llama plasma. El plasma contiene proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas, minerales y otras sustancias, pero sobre todo una gran cantidad de agua.
La otra mitad de la sangre está formada por células que flotan en el plasma. Existen tres tipos diferentes de células de la sangre: leucocitos, eritrocitos y plaquetas.
Los leucocitos reciben también el nombre de glóbulos blancos. Se forman en el interior de los huesos, el timo y en los ganglios linfáticos y después pasan a la sangre. Son células que tienen formas distintas. Existen dos tipos: granulocitos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos) y agranulocitos (linfocitos y monocitos). La función de los leucocitos es defendernos contra las infecciones. En 1 mm3 de sangre hay entre 5.000 y 10.000 leucocitos.
Los eritrocitos también se llaman hematíes o glóbulos rojos. Son células pequeñas de color rojo y tienen forma de disco, hundido en su centro. Los eritrocitos se forman en el interior de los huesos y después pasan a la sangre donde viven allí tres o cuatro meses. Cuando envejecen se destruyen, sobre todo en el bazo. Son muy abundantes. Su función es transportar el oxígeno y el dióxido de carbono. Para ello, en el interior del eritrocito hay hemoglobina, un compuesto formado por proteínas y hierro. El oxígeno o el dióxido de carbono se unen a la hemoglobina y de esta manera son transportados de un lugar a otro. El color rojo de la sangre se debe al oxígeno que contienen estas células. En 1 mm3 de sangre hay unos 5 millones de eritrocitos.
Las plaquetas se llaman también trombocitos y son las células más pequeñas de la sangre. Cuando un vaso sanguíneo se rompe, las plaquetas acuden a ese lugar y junto con otras sustancias de la sangre forman un tapón (coágulo). Gracias al coágulo las heridas dejan de sangrar. Las plaquetas se forman también en el interior de los huesos y después pasan a la sangre. En 1 mm3 existen entre 200.000 y 300.000 plaquetas.
Cuando nos sacan sangre para analizarla en el laboratorio decimos que nos han hecho un análisis de sangre. Los análisis de sangre nos permiten conocer el número de células y la cantidad de las sustancias que forman el plasma.


¿PARA QUÉ NECESITAMOS LA SANGRE?
Imagina un medio de trasporte un poco especial que recoge las mercancías donde se producen, luego las reparte por todas las casas y además se lleva todo lo que nos sobra o no necesitamos.
Pues bien, la sangre se parece a ese medio de transporte; su función más importante es recoger, transportar y repartir sustancias de un sitio a otro de nuestro cuerpo.
1. La sangre es la responsable de recoger en los pulmones el oxígeno del aire que respiramos y en el intestino delgado las sustancias nutritivas de los alimentos que hemos comido.
2. Es la responsable de repartir ese oxígeno y esas sustancias nutritivas a cada célula de tu cuerpo.
3. Es la responsable de recoger las sustancias inútiles o perjudiciales que producen las células y de llevarlas a los pulmones, al hígado o a los riñones para eliminarlas.
Además, la sangre transporta otras muchas sustancias o células que tienen funciones muy importantes. Si te haces una herida y se rompe un vaso sanguíneo, la sangre lleva a este lugar las células o sustancias necesarias para taponar la herida y evitar la pérdida de sangre (coagulación). Si entra en tu cuerpo un microorganismo contra el que hay que luchar, la sangre desplaza también hacia ese lugar las células o sustancias que van a combatirlo (defensa).
Para poder realizar todas estas funciones, la sangre tiene que moverse de un lado a otro de tu cuerpo, es decir tiene que circular, y esto lo hace impulsada por el corazón, dentro de unos tubos que se llaman vasos sanguíneos (arterias, capilares y venas).


LA DONACIÓN Y LAS TRANSFUSIONES DE SANGRE
Puede que alguna vez hayas leído u oído que se necesitan donantes de sangre, o que en un hospital falta sangre. Cuando una persona dice que ha donado sangre significa que ha dado parte de su sangre. Para poder donar sangre hay que ser mayor de edad y estar sano. Se extrae casi medio litro de sangre, se analiza para comprobar que no tiene sustancias perjudiciales y se guarda en unas bolsas especiales en un lugar llamado banco de sangre. Donar sangre no es peligroso, nuestro cuerpo es capaz de recuperar con rapidez la cantidad de sangre que hemos dado.
¿Pero para qué se necesita esa sangre y por qué es tan importante donarla? Si una persona pierde mucha sangre, por ejemplo en un accidente grave, su vida puede estar en peligro. Sin embargo, se puede salvar si recibe una transfusión, es decir si se repone la sangre que ha perdido. Para ello, los médicos utilizan las bolsas con la sangre que la gente ha donado. ¡Donar sangre puede salvar muchas vidas!


¿EXISTEN DIFERENTES TIPOS DE SANGRE?
Si alguna vez te han operado, seguro que el médico ha preguntado a tus padres si conocían tu grupo sanguíneo. La composición de la sangre es igual en todas las personas y sin embargo hay diferentes tipos de sangre. La presencia o no en la superficie de los eritrocitos de ciertas sustancias, nos permite diferenciar distintos tipos de sangre.
Conocemos dos sistemas de clasificación. El sistema ABO y el sistema Rh. El sistema ABO nos permite distinguir cuatro grupos sanguíneos, el grupo A, el grupo B, el grupo AB y el grupo 0. El sistema del Rh establece dos tipos de sangre Rh+ (positivo) y Rh- (negativo).
¿Y por qué es tan importante conocer el grupo sanguíneo? Algunos grupos sanguíneos no pueden mezclarse, esto significa que una persona solo puede recibir sangre de algunos grupos determinados, no de todos. Por eso es tan importante conocer el grupo sanguíneo antes de una operación y siempre que es necesario hacer una transfusión.


LAS ENFERMEDADES DE LA SANGRE
Las enfermedades de la sangre pueden aparecer a todas las edades y algunas son hereditarias. Pueden afectar a las células sanguíneas o al plasma. Las causas son el aumento o disminución del número de algún tipo de sustancia o de célula, o la alteración de su forma o de su contenido. Así por ejemplo, las leucemias, una forma de cáncer, son enfermedades debidas a un aumento del número de leucocitos en la sangre. Las anemias son enfermedades relacionadas con los defectos en el número o la forma de los eritrocitos de la sangre. En una hemorragia grave se produce una anemia por la pérdida de sangre y por tanto de eritrocitos. Otra causa de anemia se debe a que la cantidad de hierro que se toma con los alimentos es demasiado escasa para formar la hemoglobina de los eritrocitos. Este tipo de anemia se puede evitar tomando alimentos ricos en hierro y vitaminas, como legumbres, carne, huevos, pollo o pescado. Otras enfermedades afectan a la coagulación,

¿POR QUÉ CIRCULA LA SANGRE?
Tu cuerpo está formado por miles de millones de células que, para poder vivir, necesitan la energía que obtienes de los alimentos y el oxígeno del aire que respiras. Cada célula produce, también, sustancias que no necesita, ‘basura’ que hay que eliminar. La sangre es la responsable de recoger estas sustancias y de llevar el alimento y el oxígeno a todas las células de tu cuerpo. Para realizar esta tarea, la sangre tiene que circular.

¿POR DÓNDE CIRCULA LA SANGRE?
La sangre circula por unos tubos flexibles, de diferentes tamaños, que se llaman vasos sanguíneos. Estos se distribuyen por todo tu cuerpo como si fueran una red de carreteras, autopistas y caminos. Pueden ser de tres tipos: arterias, venas o capilares.
Las arterias son vasos sanguíneos que llevan la sangre que sale de tu corazón hacia todas las partes de tu cuerpo. Las arterias se dividen en otras más pequeñas, que se llaman arteriolas.
Las venas son vasos sanguíneos que llevan la sangre desde todas las partes de tu cuerpo de nuevo hacia el corazón. Igual que en el caso de las arterias, también hay venas pequeñas, que se llaman vénulas.
Los capilares son los vasos sanguíneos más pequeños que existen. Son los que conectan las arteriolas con las vénulas. En los capilares se produce el intercambio de sustancias entre la sangre y las células.
La sangre circula por los vasos sanguíneos, pero, para moverse, necesita algo que la empuje.

¿QUÉ MUEVE LA SANGRE PARA QUE CIRCULE?
¿Has sentido alguna vez los latidos de tu corazón poniendo tu mano en la parte izquierda de tu pecho? Tu corazón tiene el tamaño del puño de tu mano. Abre el puño y luego ciérralo con fuerza una y otra vez; tu corazón funciona de una manera parecida. Sus paredes, formadas por músculo, se contraen y se relajan de forma rítmica. Tu corazón trabaja sin descanso empujando la sangre para que se ponga en movimiento.
Otro lugar donde puedes sentir los latidos es en tus muñecas. El corazón empuja la sangre hacia las arterias con fuerza. Esta fuerza se transmite, en forma de presión, por las arterias. Esta presión es el pulso arterial, y se percibe con facilidad como un latido en las arterias que están cerca de la piel. El pulso arterial se corresponde con los latidos de tu corazón.


¿QUÉ CAMINO RECORRE LA SANGRE DENTRO DE TU CUERPO?
Dentro de los vasos sanguíneos, la sangre hace dos recorridos, dos circuitos que parten del corazón y vuelven de nuevo a él. El circuito más corto se llama circulación menor, y es el que recorre la sangre entre el corazón y los pulmones (corazón-pulmones-corazón). El más largo se llama circulación mayor, y es el que recorre la sangre entre el corazón y el resto del cuerpo (corazón–todo el cuerpo-corazón).

LA CIRCULACIÓN MENOR
La sangre del ventrículo derecho sale del corazón por la arteria pulmonar. Aquí empieza la circulación menor. La arteria pulmonar se dirige hacia los pulmones, y se divide en arterias cada vez más pequeñas, arteriolas, que, finalmente, se convierten en capilares.
En el pulmón se produce un intercambio de gases entre los capilares y el aire del pulmón. La sangre de los capilares (sangre venosa) recibe el oxígeno del aire y elimina hacia el pulmón el dióxido de carbono (un gas perjudicial). De este modo, la sangre se limpia. Desde los capilares, la sangre rica en oxígeno (sangre arterial) tiene que hacer ahora el camino de vuelta al corazón.
Los capilares se continúan con venas muy pequeñas (vénulas), que se convierten en venas cada vez más grandes y que se dirigen otra vez al corazón. Ahora, llegan a la parte izquierda. La sangre oxigenada entra en la aurícula izquierda a través de las cuatro venas pulmonares. Aquí termina la circulación menor.

LA CIRCULACIÓN MAYOR
La circulación mayor comienza cuando la sangre del ventrículo izquierdo sale del corazón por la arteria aorta. Esta sangre es rica en oxígeno; es sangre arterial. La aorta es la arteria más grande del cuerpo. Se va dividiendo en arterias más pequeñas, que, a su vez, se dividen en arteriolas, hasta formar, también, capilares que van a llegar a todas las zonas de tu cuerpo.
Los capilares ceden a las células los alimentos y el oxígeno, y recogen las sustancias de desecho. Ahora, la sangre pobre en oxígeno, la sangre venosa, debe volver al corazón.
Los capilares se continúan con vénulas, que, a su vez, son cada vez más grandes y forman venas. Después de recorrer un camino muy largo, la sangre vuelve al corazón. Llega a la aurícula derecha a través de dos venas muy grandes, la vena cava superior y la vena cava inferior. Aquí termina la circulación mayor.

ENFERMEDADES DE LOS VASOS SANGUÍNEOS
Con el tiempo, igual que sucede con el resto de nuestro cuerpo, los vasos sanguíneos también envejecen. Las paredes de las arterias se hacen más duras, y en ellas se pueden depositar sustancias (aterosclerosis) que a veces llegan a obstruirlas (trombosis). En ocasiones, por diversas causas, la presión dentro de las arterias se eleva (hipertensión arterial) y puede hacer enfermar el corazón.
Las venas pueden ser incapaces de ayudar a que la sangre retorne al corazón (insuficiencia venosa), sus paredes pueden hacerse más débiles y dilatarse (varices) o, por diferentes razones, pueden también obstruirse (trombosis).
Para cuidar los vasos sanguíneos y el corazón, es muy importante llevar una vida sana, hacer deporte con moderación y alimentarse de forma equilibrada. También debes saber que el tabaco y el alcohol hacen mucho daño a tu corazón, a tus pulmones y a tus arterias. ¡Una vida sana es imprescindible para que tus vasos sanguíneos y tu corazón se mantengan fuertes durante muchos años!

¿CÓMO SON TUS PULMONES Y DÓNDE ESTÁN?
Tus pulmones se parecen a dos esponjas grandes de color rosa. Los pulmones están en el tórax, dentro de la cavidad torácica. La cavidad torácica está rodeada por los huesos de las costillas. Las costillas forman una especie de jaula, que recibe el nombre de caja torácica, en cuyo interior, además de los pulmones, está el corazón. Como veremos después, tus pulmones y tu corazón trabajan juntos para ayudarte a respirar.
Uno de tus pulmones se encuentra situado en el lado izquierdo de la cavidad torácica y el otro en el derecho. Tu corazón está colocado aproximadamente entre ambos. Entre las costillas hay unos músculos fuertes, los músculos intercostales. En el suelo de la caja torácica existe un músculo muy potente, el diafragma.
Cada vez que tomas aire del exterior, tus pulmones se llenan y se inflan como balones. Cuando introduces aire en tus pulmones inspiras. Cuando expulsas aire para vaciar tus pulmones espiras.
Cuando tu pecho se hincha, es decir, cuando inspiras, tus pulmones se inflan y el diafragma se desplaza un poquito hacia abajo. De esta manera los pulmones pueden alargarse. Al mismo tiempo, tus músculos intercostales también se estiran y agrandan tu caja torácica. Tus pulmones tienen espacio para hincharse.
Cuando expulsas el aire hacia fuera ocurre lo contrario. Tus pulmones se vacían, y tu diafragma y los músculos intercostales se relajan y vuelven a la posición que tenían al principio.
Sorprendentemente, el tipo de aire que inspiras es diferente del tipo de aire que espiras. Esto se debe a que al respirar se producen cambios muy complicados dentro de tu cuerpo.


¿CUÁNTO AIRE PUEDES INTRODUCIR DENTRO DE TU CUERPO?
Cuando corres notas que el tórax se mueve mucho más rápido que cuando estás sentado. Esto se debe a que tus pulmones tienen que trabajar más duramente y necesitas tomar más aire de lo normal. Un adulto sano puede utilizar de 3.500 a 5.000 mililitros de aire cuando está haciendo ejercicio. ¡Cuando está sentado esta cifra disminuye aproximadamente a solo 150 o 200 mililitros! Tus pulmones son elásticos y saben cómo expandirse.


¿QUÉ OCURRE CON EL AIRE DENTRO DE TU CUERPO?
Acabamos de descubrir que cuando respiramos tomamos aire del exterior. El aire puede entrar en tu cuerpo a través de la nariz o de la boca. Desde aquí, viaja por un tubo que va desde la parte posterior de tu garganta hasta los pulmones. Este tubo se llama tráquea. Antes de entrar en los pulmones la tráquea se divide en dos tubos más pequeños, los bronquios. Cada bronquio se divide a su vez, dentro de los pulmones, en otros más pequeños. Por su parecido a las ramas de un árbol recibe el nombre de árbol bronquial. Para hacerte una idea, imagina los bronquios dentro de tus pulmones como dos árboles colocados hacia abajo con las ramas más grandes dividiéndose en ramas más pequeñas y estas a su vez en ramitas que se dividen de nuevo en otras más pequeñas. Al final, los tubos son realmente muy finos y estrechos. Estos tubitos tan estrechos se llaman bronquiolos y terminan en unos sacos diminutos llenos de aire que se denominan alveolos. Si pudieras extender las paredes de todos los alveolos de tus pulmones, estos cubrirían una superficie de cerca de 93 metros cuadrados. ¡Casi el tamaño de media pista de tenis!
¡En el alveolo es donde termina la primera parte del viaje y donde empieza la magia! Dentro del alveolo el aire empieza realmente a trabajar y su trabajo es mantenerte vivo.


¿QUÉ ES EXACTAMENTE EL AIRE Y POR QUÉ TU CUERPO LO NECESITA?
Tú respiras probablemente unas 20 veces cada minuto. Si juegas o corres muy intensamente puedes llegar a respirar hasta 80 veces por minuto. Pero, ¿qué está pasando dentro de tu cuerpo con todo este aire?
¡Aquí es donde sucede algo un poco más difícil de entender! Cuando hablamos de aire estamos hablando de una mezcla de varios gases. El aire que inspiras está formado sobre todo por dos gases invisibles llamados oxígeno y nitrógeno, y por un tercero que existe en una cantidad muy pequeña y que recibe el nombre de dióxido de carbono. Tu cuerpo necesita el oxígeno del aire para poder funcionar. Cuanto más rápido te mueves, tu cuerpo trabaja más y necesita más oxígeno.

¿QUÉ OCURRE CUANDO EL OXÍGENO LLEGA A LA SANGRE?
Aquí es donde el corazón y la sangre que bombea entran a formar parte de este mágico proceso. Recuerda que el aire que respiras ha realizado un viaje increíble hasta alcanzar los alveolos que están en el interior de tus pulmones. Existen cerca de 700 millones de alveolos. Casi pegados a cada alveolo están los capilares sanguíneos. Los capilares sanguíneos son los tubos más pequeños que transportan sangre en tu cuerpo. Entre los alveolos y los capilares sanguíneos se produce un intercambio de gases.
Debido a que las paredes de los capilares y de los alveolos son muy delgadas y muy finas, el aire de tu alveolo puede salir y pasar a la sangre de tus capilares mediante un proceso que se llama difusión. ¡El aire pasa literalmente a través de las paredes! El oxígeno, uno de los gases que hay en el aire del alveolo, atraviesa la pared del alveolo y se queda en la sangre de los capilares sanguíneos. A su vez, en la sangre hay dióxido de carbono que tu cuerpo necesita eliminar. De modo que, inteligentemente, tu cuerpo encuentra una forma de deshacerse del dióxido de carbono. Lo envía hacia el alveolo. Allí, junto con los otros gases que forman el aire, el dióxido de carbono realiza el camino de vuelta hacia el exterior. Primero recorre los bronquios y después asciende por la tráquea, para por fin salir del cuerpo cuando se expulsa el aire al respirar. De este modo, tu cuerpo se ha deshecho del dióxido de carbono que no deseaba. Al mismo tiempo, la sangre de los capilares sanguíneos, que ahora es rica en oxígeno, vuelve hacia el corazón. Tu corazón bombea esta sangre hacia todas las células de tu cuerpo, que de esta manera reciben el oxígeno que necesitan para vivir.
El proceso se repite cada vez que respiras. ¡Es increíble pensar que tienes 700 millones de alveolos que están intercambiando oxígeno con los capilares sanguíneos unas 20 veces por minuto durante toda tu vida! Solo hay una palabra que describe todo este magnífico proceso, respiración.

ENFERMEDADES DEL PULMÓN
Como ya hemos visto, el tamaño de los pulmones es grande y su trabajo es difícil y además tremendamente duro. Es muy importante que cuidemos nuestros pulmones y los tratemos bien.
Existen algunas enfermedades que pueden afectar a tus pulmones. Cuando se toma aire para respirar, los microorganismos pueden entrar en los pulmones. Algunos de estos microorganismos, como ciertos virus y bacterias, producen enfermedades como la tuberculosis y la neumonía; estas enfermedades no son muy frecuentes y suelen afectar a personas mayores haciendo que su respiración sea difícil.
Algunos niños pueden padecer una enfermedad pulmonar que se llama asma. En el asma, la respiración es también difícil porque el bronquio se cierra. Es frecuente que los bronquios se cierren debido a una alergia. Los niños que padecen asma a veces respiran con dificultad y al respirar emiten un sonido parecido a un silbido. A veces, pueden estar un rato tosiendo mientras sus pulmones intentan eliminar lo que les está irritando.
Otras enfermedades del pulmón en las que se afectan los bronquios son la bronquitis y el enfisema.
Algunos adultos sufren enfermedades pulmonares debido al trabajo que realizan. En el pasado, muchas personas que trabajaban como mineros inhalaron polvo del carbón. En algunas fábricas, los trabajadores inhalaron polvo de asbesto o de algodón. Muchos de estos trabajadores enfermaron por las partículas invisibles de polvo que habían respirado y que se habían depositado en sus pulmones.
Hoy en día, el riesgo más importante para los pulmones sanos es el tabaco. Fumar puede causar una enfermedad llamada cáncer de pulmón que está producida por las sustancias químicas que existen en los cigarrillos. Cuando las sustancias químicas se inhalan, viajan hasta los alveolos y afectan a sus delicadas paredes. Cuando las células pulmonares se dañan, sus funciones se alteran y pueden multiplicarse sin control y formar un tumor. La presencia de un tumor hace que la persona no pueda respirar adecuadamente. Como hemos visto, en el cuerpo existe una estrecha relación entre el aire que circula —el sistema respiratorio— y la sangre —el sistema circulatorio, lo que significa que el corazón de los fumadores corre también el riesgo de ser afectado por el tabaco.

¿QUÉ ES LA DIGESTIÓN DE LOS ALIMENTOS?
Imagina que solo tienes un coco para comer y que no puedes partirlo de ninguna manera. Aunque estuvieras muerto de hambre, el coco no te serviría para nada. A tu cuerpo le ocurre lo mismo, no puede utilizar los alimentos tal como tú los conoces. Para que sean útiles, necesita modificarlos mediante la digestión.
La digestión es un proceso que rompe los alimentos en componentes más pequeños y simples, llamados nutrientes. Convierte los alimentos en nutrientes y energía. Este proceso tiene lugar en varias etapas y en diferentes órganos.
El propósito de la digestión es reducir los alimentos a sustancias que nuestro organismo pueda utilizar. Esta fragmentación se realiza de dos formas distintas. Por una parte, los alimentos se rompen utilizando medios físicos, como cortar, masticar o batir; esto se llama digestión mecánica. Por otro lado, los alimentos también se rompen al mezclarse con sustancias químicas que produce nuestro cuerpo; esto se llama digestión química. La digestión se lleva a cabo mediante la digestión mecánica y la química de los alimentos.

¿QUÉ ES LA ABSORCIÓN DE LOS ALIMENTOS?
Una vez que los alimentos se han descompuesto en nutrientes, estos son absorbidos. Los nutrientes se absorben y pasan a la sangre, que los reparte por todas las células de tu organismo.

¿QUÉ SON LAS HECES?
Después de digerir los alimentos y absorber los nutrientes, los restos que quedan, como la piel o las semillas de las frutas o verduras, forman las heces. Estas se expulsan al exterior a través del ano.

EL VIAJE DE LOS ALIMENTOS POR TU CUERPO
Imagina un gran invento: una cocina muy especial con varios compartimentos. En ella vamos a preparar los alimentos para que sean comestibles para nuestras células. Primero, hay que hacer una papilla. Luego, la papilla pasa por un filtro. Lo que recogemos alimentará a nuestras células. El resto lo tiraremos. ¡Esta máquina increíble es el aparato digestivo de tu cuerpo!

EL VIAJE POR LA BOCA
Los alimentos van pasando de un órgano a otro del aparato digestivo y se detienen en diferentes cavidades. Su viaje empieza en la boca. Allí están los dientes, la lengua y la saliva.
Cuando somos pequeños, en nuestra boca hay 20 dientes de leche; cuando crecemos y los cambiamos, llegamos a tener 32. Los dientes trocean, desgarran y trituran los alimentos. Realizan una digestión mecánica. Los incisivos cortan la comida en trozos; los caninos la desgarran, y los premolares y molares la trituran.
La lengua ayuda a mezclar los alimentos con la saliva. ¿Sabías que una persona mayor produce entre un litro y un litro y medio de saliva cada día? La saliva es un líquido producido por las glándulas salivares que facilita que los alimentos se puedan tragar. Participa en la digestión química. En la saliva existe una enzima que rompe los azúcares en otros más simples.
¡Ahora hay que tragar los alimentos que hemos masticado! En el fondo de la boca está la faringe. En ella hay dos orificios. Por uno pasa el aire que respiramos; por el otro, los alimentos. Cuando tragas, el orificio del paso del aire se cierra, y el alimento pasa por el otro orificio hacia el esófago.

EL VIAJE POR EL ESÓFAGO Y EL ESTÓMAGO
¡Los alimentos ya están en el esófago! El esófago desciende por el tórax desde la boca hasta el estómago. El esófago es un tubo largo, formado por músculo, que se contrae y empuja con fuerza el alimento hacia el estómago.
¡El estómago es como una batidora! Es un órgano musculoso con forma de bolsa. Su interior está recubierto por una capa que tiene células que producen un líquido, el jugo gástrico.
El jugo gástrico es muy ácido y, al mezclarse con los alimentos, descompone las proteínas en partículas más pequeñas, llamadas aminoácidos. El jugo gástrico realiza parte de la digestión química. Al mismo tiempo, el músculo del estómago se contrae y bate los alimentos, originando también una digestión mecánica. Como resultado, se obtiene una papilla que se denomina quimo y que pasa entonces al intestino delgado.

EL VIAJE POR EL INTESTINO DELGADO
¡Ahora entramos en un túnel estrecho y muy, muy largo! El intestino delgado es un tubo que mide unos 7 metros. Está plegado dentro de la cavidad abdominal. En el intestino delgado se produce una parte muy importante de la digestión química y de la absorción de los nutrientes.
La primera parte del intestino delgado recibe, por unos conductos, unas sustancias que se fabrican en dos órganos, el hígado y el páncreas. El hígado produce la bilis, un líquido que se almacena en la vesícula biliar y que se envía al intestino delgado. El páncreas produce el jugo pancreático, un líquido que también se envía al intestino delgado. Estas sustancias participan en la digestión química que tienen lugar en ese órgano.
La bilis, el jugo pancreático y los jugos intestinales actúan en el intestino delgado sobre los alimentos, descomponiéndolos aún más. La bilis actúa sobre las grasas, y el jugo pancreático, sobre las grasas, las proteínas y los azúcares ¡Por fin los alimentos se han convertido en los nutrientes que nuestro organismo puede utilizar!
La papilla que ahora tenemos en el intestino delgado se llama quilo. En este túnel se produce la absorción de la mayoría de los nutrientes. Como si las paredes del intestino delgado fueran un filtro, los nutrientes atraviesan estas paredes y pasan a los vasos sanguíneos. Una vez en la sangre, se distribuyen por todas las células del organismo. ¡Las células de todos tus tejidos reciben, por fin, su alimento!

EL VIAJE POR EL INTESTINO GRUESO
Lo que queda de papilla pasa al intestino grueso, que está formado por el colon y el recto. Allí termina de producirse la absorción y se forman las heces.
El colon mide alrededor de 1 metro. Es más corto que el intestino delgado, pero más grueso. En su interior se termina de absorber el agua que contiene el quilo. Lo que queda de los alimentos no puede ser utilizado por tu organismo y forma las heces. Las heces abandonan el colon y recorren el recto, un tubo pequeño que termina en un orificio que se llama ano. Las heces se expulsan al exterior a través de este orificio. Aquí finaliza el proceso de la digestión.
EL CORTE DE DIGESTIÓN
¿Cuántas veces te han dicho que no te metas en el agua después de comer? En el corte de digestión se produce un mareo, una pérdida de conciencia, debido a que la sangre no llega bien al cerebro. Esta pérdida de conciencia dentro del agua es muy peligrosa porque puedes ahogarte.
Durante la digestión y el ejercicio físico, la sangre se dirige más hacia el aparato digestivo y los músculos. Si, además, se produce un cambio brusco de temperatura, las arterias se estrechan, y el cerebro recibe aún menos sangre.
Es muy importante tomar precauciones para evitar el corte de digestión. Una de ellas, se haya comido o no, es no meterse de forma brusca en el agua después de haber estado al Sol. Otra es tomar comidas ligeras y esperar el tiempo suficiente a que el proceso de la digestión termine.

EL EMBARAZO
Seguro que has visto muchas mujeres embarazadas. Su abdomen crece porque en su interior se está formando un nuevo bebé. Aunque no lo recuerdas, el cuerpo de tu madre fue tu primer hogar. Cuando llegó el momento oportuno, cuando tus órganos (corazón, pulmones, etc.) estuvieron preparados para funcionar, saliste al mundo exterior; es decir, naciste.
El embarazo es el periodo de tiempo que transcurre desde la fecundación hasta que se produce el nacimiento, y dura alrededor de nueve meses.
En este tiempo, el futuro bebé se desarrolla y crece: durante los dos primeros meses del embarazo, lo llamamos embrión; es muy pequeñito y sus órganos se están formando poco a poco. A partir del tercer mes, recibe el nombre de feto, y su cuerpo empezará a madurar y crecer hasta el momento del nacimiento.

¿QUÉ OCURRE DURANTE EL EMBARAZO DENTRO DEL ÚTERO?
Cuando el espermatozoide del hombre y el óvulo de la mujer se unen (fecundación), se forma una nueva célula, el cigoto. Desde ese momento, el cigoto empieza a dividirse para formar más células y se fija a las paredes del útero, algo así como las raíces de una planta penetran en la tierra.
Estas nuevas células procedentes del cigoto tendrán distintos destinos: unas formarán el embrión; otras, el saco amniótico, y las demás, la placenta.
Embrión. En unos dos meses el embrión formará todos sus órganos y pasará a llamarse feto. Poco a poco, el feto se convertirá en el futuro bebé.
Saco amniótico. Es la bolsa que se crea alrededor del embrión y lo protege durante los nueve meses del embarazo. El saco amniótico está lleno de líquido, y en el momento del nacimiento se rompe para dejar salir al bebé.
Placenta. Es muy importante, pues sirve para alimentar y proporcionar oxígeno al embrión. Su forma es redonda y aplanada, como si fuera una “tortita”. Por una cara se pega a la pared del útero y por la otra forma el llamado cordón umbilical, un conducto por el que la sangre de la madre lleva oxígeno y alimentos al feto.

¿CÓMO CRECE EL FUTURO BEBÉ?
Durante los dos primeros meses comienzan a desarrollarse casi todos los órganos. A los tres meses, el cuerpo del feto tiene cabeza, brazos y piernas, y a veces, puede distinguirse si es niño o niña. Al finalizar el embarazo, en el noveno mes, el bebé pesa un poco más de tres kilos y mide unos 50 centímetros.

LOS CAMBIOS EN LA MUJER DURANTE EL EMBARAZO.
Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer cambia: la menstruación desaparece; su abdomen aumenta de tamaño; va ganando peso poco a poco, y también las mamas crecen.

LAS VISITAS AL MÉDICO DURANTE EL EMBARAZO
En la actualidad, la mayoría de las mujeres que están embarazadas acuden al médico. Él les informa y aconseja sobre los alimentos que deben tomar; las sustancias que tienen que evitar, como el alcohol o el tabaco, y las precauciones y los cuidados especiales que son necesarios durante estos nueve meses.
Además, a lo largo del embarazo, el médico realizará análisis y otras pruebas para comprobar que el desarrollo del futuro bebé es normal.

EL PARTO
¡Ha llegado el momento de nacer! El bebé está preparado para salir del cuerpo de su madre. ¡Solo queda el parto!
El parto es el proceso que experimenta el cuerpo para que se produzca el nacimiento del bebé. Para ello, éste tiene que recorrer un camino difícil: debe abandonar el útero y atravesar la vagina para salir al exterior.
Por lo general, al final del embarazo, el bebé se coloca dentro del útero con la cabeza hacia abajo. El cuello del útero empieza a ensancharse, es decir, se dilata, para que el bebé pueda pasar. Pero el bebé por sí solo no puede hacerlo; necesita la ayuda del útero, cuyas paredes empiezan a contraerse y lo empujan con fuerza para que salga. Primero, aparecerá la cabeza, y a continuación, el resto del cuerpo.
El bebé pasa por el cuello del útero; después, por la vagina, y por fin, se asoma al exterior. ¡Empieza a respirar por primera vez!
¿Sabes qué es el ombligo? Después del nacimiento, el médico corta el cordón umbilical. El extremo del cordón que está unido al bebé se cierra con una pinza. Una o dos semanas más tarde, se desprende el resto de cordón que se había quedado unido al bebé, y la cicatriz que deja es lo que llamamos ombligo.
Pero el parto todavía no ha terminado. Unos minutos después de la salida del bebé, las paredes del útero se contraen otra vez; esta vez las contracciones servirán para desprender la placenta de las paredes del útero y que esta salga también al exterior.
A veces, por diferentes causas, el bebé no puede nacer de esta manera. Entonces, los médicos realizan una operación que se llama cesárea, que consiste en que el bebé sale directamente del abdomen de la madre.

LA LACTANCIA
Para poder alimentar al recién nacido, las mamas de la madre se preparan durante el embarazo para producir leche. Esta leche contiene todas las sustancias que el recién nacido necesita.
Las mamas son dos glándulas que, en las mujeres, aumentan de tamaño a partir de la pubertad. Están situadas debajo de la piel. En su interior, hay un sistema de pequeños conductos que desembocan en el centro de la mama y que salen al exterior por el pezón. Después del parto, las mamas empiezan a producir leche, y el recién nacido la chupa a través del pezón. El tiempo durante el cual el bebé se alimenta exclusivamente de leche se llama lactancia.
En la actualidad, se elaboran preparados lácteos muy parecidos a la leche de la madre. Cuando el recién nacido toma estas leches artificiales, decimos que la lactancia es artificial. Si el bebé se alimenta con la leche de la madre, decimos que la lactancia es materna.

¿PARA QUÉ SIRVEN LOS DIENTES?
Los dientes participan en el proceso de la digestión, y su función más importante es dividir y triturar los alimentos. Los dientes sirven para masticar. Cuando una persona mayor los pierde, tiene que tomar la comida en forma de purés y sopas. Los dientes trocean, desgarran y trituran los alimentos. Realizan una digestión mecánica.
Además, los dientes nos ayudan a modificar los sonidos que llegan desde la laringe a la boca; nos ayudan a hablar. La lengua se apoya en ellos para emitir algunos sonidos. Prueba a decir la palabra ‘luz’, y observa cómo la lengua se apoya en los dientes superiores.

¿CÓMO SON LOS DIENTES?
Los dientes están en las encías, en la parte superior e inferior de la boca, incrustados en dos huesos, el maxilar superior y el maxilar inferior. De la misma manera que las plantas se sujetan en la tierra gracias a las raíces, los dientes también se introducen dentro del hueso mediante una o varias raíces.
Los dientes tienen dos partes, la corona, que es la parte que nosotros vemos, y la raíz, que es la que está dentro del hueso. Los dientes son estructuras duras y están formados por una sustancia parecida al hueso, llamada dentina. La dentina forma parte de la corona y de la raíz.
La dentina de la corona está cubierta por el esmalte, la sustancia más dura de nuestro cuerpo. La dentina de la raíz está cubierta por un tejido duro que se llama cemento.
Los dientes son huecos por dentro. En su interior existe una cavidad, la cavidad pulpar, que en la raíz forma el conducto radicular. Este conducto termina en un orificio, por donde entran los vasos sanguíneos y los nervios.

DIENTES DE LECHE Y DIENTES DEFINITIVOS
Por lo general, los primeros dientes aparecen hacia los 6 meses de edad. Al final del segundo año tenemos 20 dientes, que reciben el nombre de dientes de leche o de la infancia. Estos dientes son temporales, es decir, al cabo de un tiempo se caen y son sustituidos por los dientes definitivos. ¡Por eso el Ratoncito Pérez siempre tiene mucho trabajo!
A medida que nuestro cuerpo crece, los huesos maxilares también crecen, y los dientes de leche son reemplazados, entre los 6 y los 12 años, por otros más grandes, los dientes permanentes o definitivos, ¡que son para toda la vida! Hay 32 dientes permanentes. Los últimos en aparecer serán los terceros molares o ‘muelas del juicio’, que lo harán entre los 17 y los 22 años de edad, aunque a algunas personas estos dientes no les salen nunca.

¿CÓMO SE SUSTITUYEN LOS DIENTES DE LECHE POR LOS DIENTES PERMANENTES?
Al desarrollarse dentro del maxilar, los dientes permanentes presionan y empujan a los de leche. Debido a esta presión, las raíces de los dientes de leche se van deshaciendo y desaparecen. Cuando un diente de leche se cae, en realidad, solo se pierde la corona, que es empujada por el nuevo diente definitivo que aparece.

TIPOS DE DIENTES
Mírate al espejo y abre la boca. No todos los dientes son iguales. Existen diferentes tipos: los incisivos, los caninos o colmillos, los premolares y los molares. Los incisivos cortan la comida en trozos; los caninos la desgarran, y los premolares y molares la trituran.
Los dientes delanteros o incisivos sirven para cortar y morder los alimentos. Hay 8 incisivos (4 arriba y 4 abajo). Su borde es recto y afilado.
A ambos lados de los incisivos están los caninos (2 arriba y 2 abajo). Su borde es puntiagudo. Sirven para desgarrar.
Además, hay 8 premolares (4 arriba y 4 abajo), cuya superficie es afilada. También hay 12 grandes molares, que reciben el nombre de primero, segundo y tercer molar. Los terceros molares se llaman también muelas del juicio. Los molares tienen una superficie de masticación más bien plana, lo que permite aplastar y triturar los alimentos.

CÓMO CUIDAR LOS DIENTES
Es muy importante que vigiles y cuides tus dientes para evitar que la placa bacteriana pueda dañarlos. Por esta razón, debes lavártelos después de cada comida todos los días. El cepillado de los dientes debe durar unos tres minutos y ha de hacerse en la dirección de su crecimiento, desde la encía hacia la punta ¡Hay que cepillar todas las caras de los dientes, por dentro y por fuera! También debes cepillarte sobre las muelas. Para terminar, tienes que limpiarte la lengua y enjuagarte la boca con mucha agua.
La cabeza de los cepillos de dientes debe ser pequeña para poder llegar con facilidad a todos los dientes, y las fibras deben ser finas y suaves. El cepillo debe cambiarse con cierta frecuencia, cuando las fibras se aplasten o se curven. Utilizar una pasta de dientes con flúor ayuda a que tu dentadura sea más fuerte.
Para vigilar tus dientes tienes que acudir al dentista con cierta frecuencia. Él puede detectar si existe algún problema y corregirlo. Los dentistas realizan la limpieza, el empaste y la extracción de los dientes; colocan dientes artificiales o dentaduras postizas; tratan los problemas de las encías; detectan y corrigen los defectos en la alineación de los dientes (ortodoncia), y realizan operaciones en la boca o la mandíbula.

¿POR QUÉ NECESITAMOS COMER Y BEBER?
Los alimentos nos proporcionan la energía necesaria para saltar, correr, jugar o aprender. Tu corazón necesita la energía que obtenemos de los alimentos para latir; tu cerebro, para pensar, y tus músculos, para moverse. Todos los procesos que tienen lugar dentro de tu cuerpo requieren energía.
Además, para crecer también necesitas alimentarte. Los alimentos nos proporcionan los componentes necesarios para construir o reparar los tejidos que forman tu organismo.

¿QUÉ OCURRE CON LOS ALIMENTOS DENTRO DE TU CUERPO?
Para que tu cuerpo pueda utilizar los alimentos, es necesario que en tu aparato digestivo tenga lugar el proceso de la digestión. La digestión divide los alimentos en sustancias más pequeñas y simples. Estas sustancias que proceden de los alimentos y que tu cuerpo puede utilizar se llaman nutrientes.

LOS NUTRIENTES
Existen cinco grupos principales de nutrientes: las proteínas, los hidratos de carbono, las grasas, las vitaminas y los minerales.
Las proteínas se utilizan principalmente para construir los tejidos del organismo como los huesos, los músculos o la piel y para formar algunas hormonas, enzimas y otras sustancias importantes.
Los hidratos de carbono o azúcares son la principal fuente de energía para todas las funciones que tienen lugar en nuestro organismo.
Las grasas también son una fuente de energía. En muchos casos, esta energía se almacena. Las grasas forman parte de algunas estructuras, como las membranas de todas las células, y son necesarias también para absorber algunas vitaminas.
Nuestro cuerpo necesita también minerales, como el calcio, el fósforo o el hierro. El calcio y el fósforo son muy importantes para que tus huesos crezcan y conserven su dureza. El hierro es fundamental para que los glóbulos rojos de la sangre puedan transportar oxígeno.
Las vitaminas son un grupo de sustancias que participan en muchas funciones de tu organismo. La mayoría se nombran con letras, como la vitamina A, la vitamina C, la D, la E, la K y el grupo de las vitaminas B.
En los alimentos hay otros componentes que no son nutrientes, como la fibra, pero que también son importantes. La fibra se ingiere con los alimentos, pero la digestión no puede romperla y se elimina con las heces. Sin embargo, la fibra es muy importante porque ayuda a que tu aparato digestivo funcione correctamente.

EL AGUA
Además de comer, también necesitas beber. Nuestro cuerpo contiene una cantidad muy elevada de agua, entre un 65% y un 75%. El ser humano podría vivir algunas semanas sin comer; sin embargo, no podría sobrevivir más que unos pocos días sin agua. El agua es el nutriente más importante para nuestro organismo. Aunque los alimentos como las frutas y las verduras contienen agua, para cubrir tus necesidades diarias necesitas beber agua u otro tipo de líquidos.

LOS TIPOS DE ALIMENTOS
La mayoría de los alimentos procede de las plantas o de los animales. Hay alimentos de origen animal, como la carne, la leche, los huevos o el pescado, y alimentos de origen vegetal, como las frutas, los cereales o las verduras. El agua y la sal son alimentos de origen mineral.
Los alimentos contienen diferentes cantidades y tipos de nutrientes. Algunos de los alimentos que conoces son:
Los panes, los cereales, el arroz y la pasta son muy ricos en hidratos de carbono. También proporcionan, en menor cantidad, vitaminas, proteínas, fibra y algunos minerales.
Las frutas son muy ricas en hidratos de carbono. Además, aportan vitaminas, agua y fibra.
Las verduras son fuentes valiosas de vitaminas, minerales y fibra.
La leche y sus derivados, como el queso y el yogur, contienen muchas proteínas. Además de proporcionar otros nutrientes, estos alimentos son muy ricos en calcio, un mineral muy importante para tus huesos y tus músculos.
La carne, el pescado y los huevos son, sobre todo, muy ricos en proteínas.
En el grupo de las legumbres están las judías, los guisantes o las lentejas. Todos ellos contienen gran cantidad de proteínas e hidratos de carbono.
En el grupo de las grasas y los aceites se incluyen alimentos como la mantequilla, el tocino o los aceites vegetales. Todos son muy ricos en grasas. En nuestra alimentación es mejor utilizar grasas de origen vegetal que de origen animal.
¿POR QUÉ LOS MAYORES SE PASAN EL DÍA DICIENDO QUE HAY QUE COMER DE TODO?
Si te preguntaran cada día qué es lo que prefieres para comer, seguro que pedirías lo que más te gusta, tu helado favorito, espaguetis o patatas fritas. La mayoría olvidaría el puré de verduras, las acelgas o la coliflor. Sin embargo, no puedes alimentarte tomando siempre helados. Tu cuerpo necesita también los nutrientes que proporcionan otro tipo de alimentos.
No todos los alimentos contienen todos los nutrientes que necesitas. Por esta razón, no debes alimentarte solo de lo que te gusta. Si solo comieras patatas o papas, tomarías muchos hidratos de carbono, pero la cantidad de proteínas, minerales o grasas sería muy pequeña. Por eso, cada día debes tomar alimentos de diferentes grupos, de modo que tu organismo reciba todos los tipos y la cantidad de nutrientes que necesita.

LA INFORMACIÓN NUTRICIONAL
Si te fijas, descubrirás que en muchos alimentos envasados, como, por ejemplo, en un cartón de leche o en un paquete de cereales, puedes encontrar la ‘información nutricional’. Esta información te indica las cantidades y el tipo de nutrientes que ese alimento proporciona a tu organismo. Cada alimento contiene cantidades y tipos de nutrientes diferentes.

LA DIETA
El conjunto de los alimentos que comes habitualmente recibe el nombre de dieta. Tu dieta debe estar compuesta por alimentos distintos que aporten todos los nutrientes que tu cuerpo necesita y, además, en una cantidad adecuada. Es decir, tu dieta debe ser completa y equilibrada. Cada dieta debe ser adecuada a la edad y a la actividad física que desarrolla cada persona.

LAS CÉLULAS SE DIVIDEN
¿Sabías que todas las células de tu organismo proceden de una única célula? Esta célula se divide y da lugar a dos células hijas, que se dividen otra vez y así sucesivamente hasta formar tu organismo.
La división de las células se produce de forma ordenada y es muy importante para que tu cuerpo se pueda desarrollar o repare sus tejidos dañados. Al principio, las células se dividen con rapidez para que crezcas, luego lo hacen más lentamente y su objetivo es sustituir a las células que envejecen o sufren algún daño.
La división de las células está controlada por unos mecanismos encargados de ‘decir’ a cada célula cuando debe dividirse y cuando no. Si los mecanismos de control funcionan mal entonces la célula se multiplica de forma desordenada. Este grupo de células que se dividen anormalmente forman lo que se llama un tumor.

LOS TUMORES
Los tumores están formados por un grupo de células que se dividen sin control. Hay tumores benignos y tumores malignos. Cuando un tumor no destruye ni invade los tejidos vecinos recibe el nombre de tumor benigno. Cuando invade y destruye los tejidos más cercanos, o sus células se desprenden y viajan por la sangre multiplicándose en otras partes del cuerpo decimos que es un tumor maligno.

¿QUÉ ES EL CÁNCER?
La palabra cáncer significa lo mismo que tumor maligno. Por lo tanto, el cáncer es una enfermedad que se produce cuando una célula del organismo empieza a multiplicarse sin ningún control, invadiendo tejidos vecinos o lejanos. Estas células no son normales y su forma, su tamaño y su función pueden estar alteradas. No todos los cánceres son igual de perjudiciales. Su malignidad dependerá de su capacidad de invadir y destruir otros tejidos.
Cuando un grupo de células malignas viajan a través de los vasos sanguíneos y comienzan a multiplicarse en otra parte del organismo desarrollando otro tumor decimos que se ha producido una metástasis.

TIPOS DE CÁNCER
Los cánceres son distintos dependiendo del tipo de células y del lugar donde se originan. Hay muchos tipos de cáncer como el de piel, de pulmón, de huesos, de hígado, de la sangre, de próstata o de mama.

¿PODEMOS EVITAR EL CÁNCER?
No podemos impedir que una persona tenga un cáncer pero sí podemos evitar ciertas cosas que sabemos que ayudan a que en algunas personas se desarrolle un cáncer. La importancia de estos factores depende en muchos casos de la cantidad y el tiempo que nuestro organismo esté expuesto a ellos.
Por ejemplo, sabemos que fumar puede ayudar a que se desarrolle un cáncer de laringe o de pulmón. Beber alcohol aumenta la probabilidad de padecer un cáncer de estómago o de hígado. No proteger la piel de los rayos ultravioleta del Sol con ropa adecuada o cremas de protección favorece la aparición de cáncer de piel.
Hacer ejercicio físico, tener una alimentación sana y evitar el tabaco, tomar el sol o el alcohol no impiden que aparezca un cáncer pero si puede ayudar a que no se desarrolle.
También, hay otros factores propios de nuestras células que pueden favorecer la aparición de un cáncer y que sin embargo nosotros no podemos evitar.

¿CÓMO SE TRATA EL CÁNCER?
Todos los cánceres tienen algún tipo de tratamiento y muchos se curan, sobre todo en la infancia. El tratamiento dependerá del tipo, la localización y el tamaño del tumor, así como de otros factores como la edad o la salud de la persona. Cuánto más pronto se detecte el cáncer más fácil es tratarlo. Por lo general, para tratar el cáncer se utiliza la cirugía y un tipo de radiación y medicamentos especiales.

¿QUÉ ES EL SISTEMA INMUNOLÓGICO?
El sistema inmunológico es el nombre que reciben todos los mecanismos de defensa de nuestro organismo. Es el encargado de defender nuestro cuerpo de la invasión de microorganismos o sustancias extrañas que pueden causar alguna enfermedad. Si no funciona bien podemos contraer infecciones que nuestro organismo no es capaz de vencer.

¿QUÉ ES EL SIDA?
SIDA significa síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Un síndrome es un grupo de síntomas producidos por una misma causa. En el caso del SIDA sus síntomas se deben a una “inmunodeficiencia”, es decir, a un defecto en el funcionamiento del sistema inmunológico. El mal funcionamiento del sistema inmunológico está causado por la infección producida por un virus, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

¿QUÉ ES EL VIH?
El VIH o virus de la inmunodeficiencia humana es el virus que causa la enfermedad del SIDA. Este virus ataca a determinadas células de defensa de nuestro cuerpo, unos linfocitos T llamados linfocitos CD4. Los linfocitos T CD4 son destruidos hasta que su número es tan bajo que el sistema inmunológico no puede funcionar bien. Esto es muy importante porque entonces el organismo no puede defenderse de las infecciones.
¿Has escuchado alguna vez la palabra seropositivo? Cuando decimos que una persona está infectada por el VIH significa que el virus está en su sangre; esta persona es seropositiva. Una persona seropositiva está infectada por el virus y puede infectar a otras personas. Sin embargo, pueden pasar muchos años hasta que aparezcan los síntomas de la enfermedad del SIDA. Una persona que tiene el virus VIH puede o no desarrollar los síntomas de la enfermedad en un plazo de tiempo variable, normalmente en años.
Decimos que una persona tiene la enfermedad del SIDA cuando tiene una infección por VIH y, además, el número de linfocitos T CD4 es muy bajo o la persona contrae otro tipo de infecciones porque su sistema inmunológico no funciona bien.

¿CÓMO SE TRANSMITE EL SIDA?
El SIDA no se transmite tan fácilmente como un catarro o una gripe. No se transmite por el aire o los insectos. El VIH se transmite por la sangre; a través de contactos sexuales por el semen o las secreciones de la vagina; y por contagio de una madre infectada a su hijo durante el embarazo, el parto o a través de la leche materna.
El SIDA es sobre todo una enfermedad de transmisión sexual, es decir, se puede transmitir a través de las relaciones sexuales. Por esta razón es muy importante utilizar preservativos.
El VIH se transmite también a través de la sangre infectada. Esto sucede con frecuencia entre los drogadictos que comparten agujas y jeringuillas para inyectarse droga. Hace varios años, algunas personas se infectaron con el VIH al recibir transfusiones de sangre, pero hoy en día es obligatorio en la mayoría de los países que los donantes de sangre se hagan unas pruebas especiales para detectar si tienen o no el virus. Los profesionales de la salud que trabajan con enfermos con SIDA deben tomar precauciones especiales para evitar el contacto con la sangre del enfermo o pincharse con algún instrumento que pueda tener restos de sangre.
No pasa nada por vivir o estar con una persona que tenga el VIH o el SIDA, solo debes conocer y tomar algunas precauciones. Es importante no tener contacto con su sangre, no tocar las heridas, agujas o jeringuillas que puedan tener restos de sangre, ni compartir instrumentos como las cuchillas de afeitar o los cepillos de dientes.
No existen pruebas de que la saliva, el sudor, las lágrimas o la orina puedan transmitir el VIH.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DEL SIDA?
El tiempo que transcurre desde que una persona se infecta con el virus hasta que aparecen los primeros síntomas de la enfermedad varía mucho. Algunas manifestaciones de la enfermedad son producidas por el VIH. Otras se deben al desarrollo de cierto tipo de tumores o de enfermedades causadas por virus, bacterias, parásitos y hongos que nunca producirían esta infección si el sistema inmunitario funcionase normalmente.

¿CÓMO SE TRATA EL SIDA?
No existe todavía un tratamiento que cure el SIDA pero sí se han descubierto y siguen investigándose varios fármacos que detienen el avance de la enfermedad.

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